Un hombre de nacionalidad marroquí se presentó ayer ante la Policía en un puesto fronterizo de Melilla y aseguró a los agentes que en los años 1997 y 2002 asesinó a dos personas y arrojó sus cuerpos a un pozo en una finca cerca de Cartagena (Murcia) en la que trabajaba como “guarda de cabras”.
Según fuentes policiales, tras ser llevado a comisaría aseguró que en el pasado trabajó como “guarda de cabras” en una finca de Cartagena en la que había un pozo al que se arrojaban los cuerpos de los animales muertos.
Según su relato, los asesinatos se debieron a un ajuste de cuentas “por tráfico de estupefacientes a pequeña escala” y luego ocultó en el pozo sus cuerpos.