Las investigaciones se centran en que el padre tenía en casa hasta 4.600 balas y no había guardado convenientemente en una caja fuerte el arma con la que el muchacho perpetró la matanza, una Beretta, indicaron ayer fuentes policiales.
El miércoles pasado, Tim Kretschmer, de 17 años, irrumpió en su antigua escuela en la localidad de Winnenden, en el estado federado de Baden-Württemberg, y mató a bocajarro a nueve alumnos –ocho chicas y un chico– y tres maestras.
Luego se dio a la fuga, durante la cual asesinó a otras tres personas, y finalmente se suicidó al verse acorralado por la Policía.