“Los objetos y muebles son de los años 60, 70 y 80”, explica Cristina García. Para buscarlos, además de lo que la gente lleva a la tienda, recorre mercadillos de países como Portugal, Lisboa o Suiza. “En otros países tienen políticas más restrictivas en cuanto a tirar muebles a la basura, por lo que reutilizan y reciclan mucho más el mobiliario del hogar”, explica esta joven restauradora.
Un televisor Iberia rojo portátil, despertadores de lo más kitsch o un sifón son algunos de los objetos que se exponen sobre las estanterías y vitrinas retro. Las lámparas también ocupan un lugar destacado en la tienda. “Me encantan este tipo de lámparas, soy una enamorada de ellas”, confiesa Cristina.
Algunos de estos objetos se pueden encontrar en cualquier tienda de decoración, aunque son imitaciones de esos que se tiran a la basura sin piedad. Lo retro está de moda. “Además no es difícil encajar este tipo de mobiliario con otro más actual, la combinación queda bien”, apunta Cristina. Su madre, la también restauradora Cristina Gijón, comenta que el negocio “parece que encaja muy bien en el barrio”. De hecho en la calle San Luis también abrió recientemente una tienda retro.
Una recomendación. Antes de tirar cualqueir mueble u objeto que le parezca hortero puede mirar el escaparate, tal vez se lo piense dos veces.