Cientos de personas se concentraron en el centro de la capital egipcia y se enfrentaron a las fuerzas del orden a pedradas, en protesta por el ataque y arresto la noche del martes de supuestos familiares de víctimas de la revuelta que puso fin a tres décadas de régimen de Hosni Mubarak.
La plaza Tahrir, epicentro de la Revolución del 25 de enero, y sus calles aledañas evidenciaban los estragos causados por horas de violentos enfrentamientos, con cristales y adoquines rotos y montañas de desechos ardiendo en medio de la calzada, según pudo constatar Efe.
Los manifestantes lanzaban piedras contra los policías, que trataban de proteger el Ministerio del Interior, cercano a la plaza, y respondían con gases lacrimógenos y balas de goma.
Tras esos choques, en estos momentos reina una calma relativa en los alrededores de Tahrir y en torno al Ministerio del Interior se han desplegado unidades antidisturbios del Ejército.
Mientras algunos acusan a las fuerzas de seguridad de ejercer una violencia excesiva contra los civiles, otros achacan a fieles del antiguo régimen descontentos por la disolución de los consejos municipales de provocar los disturbios, que según el Ministerio de Sanidad se han saldado con un total de 1.036 heridos.
La junta militar, que dirige Egipto desde la renuncia de Mubarak, aseguró que hay “un plan organizado” para causar tensión entre los revolucionarios y las instituciones de seguridad y desestabilizar el país.
Esta declaración no era compartida por la doctora Shadia Abdelrahim, que curaba a los heridos en un improvisado hospital de campaña situado en Tahrir, donde también había una veintena de ambulancias.
“La policía está usando la violencia de nuevo y traspasando los límites. Esta situación no se puede soportar por más tiempo”, dijo a Efe Abdelrahim.
La doctora acudió anoche a la plaza al enterarse de que se estaban produciendo enfrentamientos entre las fuerzas del orden y civiles, y desde entonces ha atendido junto a varios colegas a decenas de personas con cortes, lesiones por el impacto de las balas de gomas y síntomas de asfixia.
“Muchas personas presentaban cortes porque la policía dejó paso esta madrugada a 'baltaguiya' (matones) que portaban cuchillos”, denunció Abdelrahim.
En el centro de El Cairo, la gente se protegía de los gases lacrimógenos con mascarillas y pañuelos con vinagre, que decenas de voluntarios repartían entre los presentes.
La tensión comenzó en el teatro Al Balon de la capital egipcia, donde se celebraba un acto para las familias de las víctimas.