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Viernes 01/11/2024
 

Sevilla

La Guardia Civil ratifica que el acusado del crimen de Pilas confesó

Los agentes que prestan declaración en el juicio revelan que se derrumbó en el cuartel cuando su hermano le animó a decir "la verdad a estos señores"

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  • Juicio por el asesinato de Pilas. -

El acusado de asesinar e intentar violar a Ana María M.M., de 50 años de edad, en marzo de 2017 en la localidad sevillana de Pilas, confesó haber cometido este crimen ante la Guardia Civil cuando prestaba declaración en calidad de testigo, tal y como han testificado dos agentes del Instituto Armado en la cuarta sesión de este juicio, que se celebra con jurado popular en la Audiencia Provincial de Sevilla.

En la vista oral, los dos agentes han señalado que el acusado, que responde a las iniciales E.R.R., declaró en un primer momento, cuando le estaban curando de una herida en la cabeza en un centro médico, que el crimen lo habían cometido "unos rumanos" y que él fue "agredido" por ellos tras intentar auxiliar a la víctima.

Seguidamente, han manifestado que cuando el acusado fue trasladado al Puesto de la Guardia Civil de Pilas para tomarle declaración como testigo, a instancias de su hermano, que había acudido para ver lo que ocurría y que le dijo "dile la verdad a estos señores", se "derrumbó" y cambió la versión de los hechos. Así, los agentes de la Guardia Civil han señalado que, "entre sollozos", E.R.R. confesó que le había cortado el cuello a la víctima y que "no sabe cómo" porque "no quería hacerle daño" ya que él "no es así".


Igualmente, han apuntado que el acusado les indicó que había escondido la cartera de la víctima debajo de una piedra y la navaja que utilizó para perpetrar el crimen en un hormiguero. Así, la cartera fue encontrada con restos de sangre en el lugar indicado, si bien el arma homicida no ha sido hallado en el terreno "donde es difícil encontrar cosas concretas". Además, les señaló que la herida que presentaba en la cabeza se lo hizo "con una rama de olivo" durante el forcejeo con la víctima.

Los agentes han recalcado que la detención de E.R.R. no se circunscribió "esencialmente" en esta declaración que luego, ante la asistencia de su letrado de oficio de entonces, "no ratificó", sino que ésta se sustentó "en contradicciones" en la que incurría el acusado, como que hablara en un principio "de dos rumanos y luego cambiara la versión a tres rumanos", la no existencia de huellas de vehículos "cuando señaló que en lugar del crimen había una furgoneta blanca o azul", así como el testimonio de tres mujeres que apuntaron que el acusado en torno a las 6,30 horas las siguió y, a una de ellas, la agarró de las muñecas.

"CONSCIENTE DE LO QUE HACÍA"

Por otra parte, peritos de carácter médico han testificado que E.R.R. tenía un "leve retraso mental" pero que tiene "intacta" la capacidad de conocer y la capacidad volitiva --referente a la voluntad-- y que sólo ésta última podría estar afectada por consumo de alcohol y drogas si bien "eso no quita que en todo momento era consciente de lo que hacía" y sabía "discernir entre el bien y el mal".

Continuando con las testificaciones periciales, han declarado los médicos que analizaron la sangre del acusado y, en ese aspecto, que cuando tomaron la muestra de sangre sobre las 12,25 horas del día de los hechos, ésta contenía 0,88 gramos de alcohol por litro de sangre y metabolitos de cocaína, por lo que descartan la posibilidad de que estuviera mayor concentración de alcohol en la sangre y estuviera bajo los efectos de la cocaína en el momento en el que se cometió el crimen. Asimismo, han declarado las médicos que analizaron la herida de la cabeza del acusado quienes apuntan que ésta se produjo "con un cable o una rama de un árbol".

"MURIÓ DESANGRADA"

De otro lado, han declarado los médicos que realizaron el examen forense del cuerpo de la víctima, quienes han apuntado que ésta "murió desangrada" por una herida principal en el cuello con un "instrumento con un filo apuntado" que le afectó la arteria carótida y la vena yugular.

Asimismo, han señalado que la víctima presenta seis heridas en el abdomen, en concreto cuatro pinchazos y dos cortes, y varias contusiones en el brazo izquierdo por lo que apuntan la posibilidad de que "pudo ser sujetada". Además, han indicado que Ana María M.M. presentaba varios cortes en partes de las manos que, al parecer de los peritos, son señales de que la víctima intentó "defenderse" y frenar "el arma incisiva".

Por último, han descartado que hubiera una agresión sexual al no haber indicios. Con todo, han señalado que la víctima falleció entre las 7,30 y las 8,00 horas del día de los hechos.

EL ACUSADO CULPA AL MARIDO DE LA VÍCTIMA

Cabe recordar que en su declaración, ocurrida este pasado martes, el acusado apuntó que en un primer momento relató que a la víctima la habían matado tres rumanos que habían llegado allí con un vehículo porque el marido de Ana María M.M. le había amenazado "con cortarle la lengua" y "hacer desaparecer" a su familia, toda vez que esta persona ha sido culpada del crimen por el acusado indicando que lo hizo por un móvil pasional así como que "maltrataba a su esposa".

Así, durante el juicio declararon agentes de la Guardia Civil que investigaron al marido de la víctima por la acusación que realizó E.R.R. y en su testificación señalaron que este hombre "está muy bien considerado en Pilas", que tiene una "fama intachable", que "tenía una vida dedicada a su casa y a su negocio" y que no hay constancia "de que maltratase a su mujer" y que "tuviera una relación extra matrimonial".

El marido de la víctima también testificó en la tercera sesión del juicio donde aseguró que no tenía "ningún tipo de relación" con el acusado a quien le cuestionó por qué le "hace daño de esa manera" después de la "herida" que le causó "al arrebatarle" a su mujer.

Cabe recordar que, en esta causa, la Fiscalía reclama para el acusado prisión permanente revisable por el delito de asesinato y una pena de nueve años de cárcel y diez años de libertad vigilada por el delito de agresión sexual en tentativa, mientras que la acusación particular pide la prisión permanente revisable por el delito de asesinato y una pena de doce años de cárcel por el delito de agresión sexual en grado de tentativa. De su parte, la defensa pide la libre absolución.

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