Día 89… Una familia compuesta por la madre, el padre, la hija mayor de unos once años, sorda, y dos niños pequeños, entran en un supermercado, en ruinas y abandonado, como todo el desolado entorno que les rodea. Mientras se abastecen de provisiones, utensilios y medicinas, ponen un cuidado extremo en no hacer ruido y hablan muy bajo o en lenguaje de signos. Esta es una de las particularidades de Un lugar tranquilo, precisamente. Sus silencios.
Pero al menor se le antoja un cohete, con el que tiene la fantasía de que puedan escapar de tal infierno, con sus pilas. La hermana se lo da, a espaldas de los progenitores. El sonido, enfurece a las criaturas monstruosas responsables de la devastación planetaria en un futuro apocalíptico y…
Más de un año después, aún en duelo por tan trágica pérdida, este grupo humano va a aumentarse con un nuevo miembro y siguen atrapados en un espacio inhabitable y lleno de peligros, en el que están obligados a sobrevivir. Porque los enemigos continúan al acecho y cualquier error podría volver a ser fatal.
Así es el atractivo, inquietante y singular punto de partida de esta producción norteamericana de 95 minutos de intenso metraje, dirigida y coescrita, junto a Scott Beck y Bryan Woods, sobre una historia de estos últimos, por el actor, escritor, productor y realizador de cine y televisión en series tan populares como ‘Ley y Orden. U.V.E’ o ‘The Office’, John Krasinski, cosecha del 79.
Su excelente fotografía es de otra mujer, Charlotte Bruus Christensen. Que se une, felizmente a las responsables de las notables imágenes de filmes tan notables como ‘Custodia compartida’, Nathalie Durand, y ‘Alma mater’, Virginie Surdej. Su música, que suena únicamente cuando debe, la firma Marco Beltrami.
El mérito del realizador es convertir esta atractiva y compleja mezcla thriller, terror, fantástico, ciencia ficción, futuro dantesco y extraterrestres en un drama familiar e intimista muy bien construido, que integra todos esos géneros armoniosamente en el relato y en la puesta en escena, sin que nada chirríe. Y sin que el ritmo, ni la tensión, antes al contrario, decaigan en un solo segundo.
Pone en valor a los protagonistas y sus interrelaciones -en un cuidado retrato de los personajes, con la complicidad de un reparto impecable en el que resaltan él mismo, la conocida actriz británica Emily Blunt, su esposa en la vida real, y la estupenda Millicent Simmonds, sorda también en la vida real- antes que a la parafernalia al uso de acción y efectos especiales.
Resalta asímismo la inteligencia antes que la fuerza bruta en dicha situación extrema. Pero incide también en la dictadura del terror a la que están sometidos unas personas condenadas al silencio, aunque busquen ingeniosamente lugares y espacios donde pueden eludirlo.
Y aunque el pater familias aparentemente sea el héroe de la función, el valor de una mujer embarazada, pariendo, criando a su bebé en tales circunstancias y cuidando de todos -con unas imágenes y secuencias de una tensión in crescendo y de un climax estremecedor…- es especialmente resaltado. Como el dolor y la culpa en la relación padre-hija. O ese final, nada autocomplaciente e inesperado.
Singular, aterradora, emotiva y absolutamente recomendable. No se la pierdan.