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Miércoles 27/11/2024
 
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Sevilla

Abrazos (casi) gratis

El pacto para las Cuentas con el PP sólo tiene un impacto de 4 millones y a partir de 2019

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  • Espadas y Pérez firman el acuerdo -

Si para Enrique IV París bien valía una misa y por eso, para poder tomar pacíficamente la capital de Francia ante la imposibilidad de hacerlo por la fuerza debido a la resistencia de los parisinos ante un hugonote como él, hubo de abjurar de su fe y convertirse al catolicismo, para Espadas los Presupuestos municipales de 2018 pueden valer una reelección a cuenta de las inversiones previstas en los mismos, de ahí que haya aceptado el abrazo del PP para sacarlos adelante, máxime si el abrazo de Beltrán Pérez le sale prácticamente gratis y no le provoca el temor de que se convierta en el abrazo del oso.

El portavoz del PP ha vendido por muy poco, casi nada (como decía el Beni de Cádiz), su abstención, que ha permitido la aprobación de las Cuentas pactadas por el PSOE y Ciudadanos y que, paradojas de la política, llevan incorporadas las enmiendas de Participa Sevilla e Izquierda Unida pese a que estas dos formaciones acabaron votando en contra. Así pues, nos hallamos ante unos Presupuestos de la izquierda que salen adelante merced al apoyo y/o el no rechazo de la derecha.

Aunque Beltrán Pérez ha publicitado que su abstención se ha debido a un ejercicio de responsabilidad y de altura de miras para no dejar a la ciudad sin nuevos Presupuestos (técnicamente, como dice el PP nacional, se puede gobernar 150 años con los Presupuestos antiguos prorrogados), ello ha sido la consecuencia de su decisión política, pero no la causa, ya que su motivación principal habría sido no aparecer ante sus votantes en particular y los sevillanos en general alineado con las fuerzas radicales de la izquierda en su rechazo al proyecto de Espadas.

Error de estrategia

Y una vez más se pone de manifiesto el error estratégico del PP por su empecinamiento en la política del todo o nada con su denominado Presupuesto alternativo y su negativa a negociar y presentar enmiendas al proyecto redactado por el gobierno conforme a los cauces reglamentarios. Ni siquiera tras el dictamen jurídico negativo emitido por el secretario y el interventor municipales el PP se avino a razones, y se quedó voluntariamente en fuera de juego, por lo que al final no ha colocado ninguna enmienda a los Presupuestos definitivos, ha tenido que negociar la abstención renunciando a su supuestamente innegociable Presupuesto alternativo que tanto trabajo le costó elaborar y ha acabado permitiendo que se aprueben unas Cuentas que incorporan las enmiendas por valor  superior a 8,5 millones de euros de esa izquierda radical (Participa e IU) a la que tanto descalifica.

Veamos qué supone para Espadas la aceptación de las condiciones “light” de Beltrán Pérez, que en cualquier caso nunca se podrán aplicar durante este año sino, en la mejor de las hipótesis, en 2019.

1. Reclamación de la red completa de Metro: Antes de que la negativa de Participa e IU a los Presupuestos provocara el giro del PP y su decisión de abstenerse para facilitar su aprobación con sólo los votos de PSOE y Ciudadanos, Espadas ya declaró públicamente que no tenía inconveniente alguno en suscribir cualquier pacto sobre el Metro que propusiera Beltrán Pérez para que éste “saliera en la foto” del desbloqueo de la línea 3 del Metro en el tramo Pino Montano-Prado de San Sebastián. Y es que Espadas nunca ha renunciado al resto de líneas ni a la posible ampliación de aquélla a San Jerónimo y a Bellavista (sin esos dos posibles nuevos tramos el coste de todo lo pendiente ya asciende al menos a 3.700 millones de euros en un escenario con un Gobierno nacional, éste sí, sin Presupuestos aprobados), pero tiene muy claro que sólo tras el inicio del primer tramo de la línea 3 será posible continuarla hasta Los Bermejales y empezar a activar las restantes.

Recordemos la estrategia del Gobierno de Felipe González con la línea ferroviaria de alta velocidad que se construyó con motivo de la Expo’92. La lógica económica invitaba a que la primera línea española de AVE se tendiera entre Madrid y Barcelona, para así conectar a través de su prolongación a Francia con el resto de la alta velocidad europea.

Cuando a Alfonso Guerra, con la acusación implícita de favoritismo a Sevilla por la condición de sevillanos tanto de él como de Felipe González, le preguntaron la razón de empezar el AVE entre Sevilla y Madrid, Guerra explicó sin complejos de que ésa era la única forma de garantizar que algún día el tren de alta velocidad llegara a la capital de Andalucía, porque si se hubiera elegido Madrid y Barcelona no habría habido ninguna seguridad de su prolongación futura hacia el Sur. De la otra forma se acabaría imponiendo la presión por conectar las dos grandes capitales españolas, como así acabó ocurriendo (el AVE llegó de Madrid a Barcelona en el año 2008, más de tres lustros después de inaugurada la línea a Sevilla).

En el Metro pasa lo mismo: la única forma de que algún día se complete la línea 3 y toda la red es al menos empezar el tramo Pino Montano-Prado de San Sebastián, porque hoy por hoy no hay dinero para todas las líneas a la vez ni es viable poner patas arriba con obras toda la ciudad.

2. Reclamación de la actualización de la participación de Sevilla en los tributos distribuidos por la Junta de Andalucía (la Patrica). El pacto con el PP obliga a Espadas a “iniciar los trámites institucionales operativos con el objeto de remitir petición formal a la Junta de Andalucía para que se reconozca la cantidad que corresponde al Ayuntamiento de Sevilla en concepto de Patrica…”.

Mandar una carta a la Junta con esta reclamación (recuérdese las que enviaba Zoido a Griñán cuando aquél era alcalde y éste presidente) no le supone coste alguno a Espadas (si acaso, el del franqueo) porque la decisión de ese reconocimiento de cantidad, estimada por el PP en 14 millones de euros, no está en sus manos sino en las de Susana Díaz.

Es más, Espadas ha conseguido que esta reclamación genérica sea sólo eso y no, como pretendía el PP cuando en diciembre ofreció un pacto basado en su Presupuesto alternativo, vincular una serie de inversiones en la ciudad al potencial dinero que pudiera librar el Gobierno andaluz, un dinero que en tal hipótesis sería administrado por el alcalde y en función de sus prioridades políticas, no de las del PP, luego todavía más en su beneficio.

3. Revisión de las Ordenanzas Fiscales, con el pequeño, o gran, matiz de que como ya está todo el pescado fiscal y económico vendido para el año en curso, las exigencias del PP no podrían ser satisfechas hasta 2019. Los populares han exigido a cambio de su abstención a los Presupuestos que el IBI se reduzca en un 5% y el ICIO al 3,25% (está en un 3,5%), la supresión de la tasa que grava los convenios urbanísticos y otras medidas menores.

El impacto de estas exigencias ha sido estimado por el gobierno socialista en unos 4 millones de euros (dos millones y pico por los dos puntos adicionales de rebaja del IBI a los tres ya acordados con Ciudadanos y, el resto, por el ICIO y demás medidas).

4. La Gavidia: Según el pacto, se debe iniciar durante el primer semestre del año en curso “los trámites para la modificación puntual del PGOU a fin de calificar la Gavidia como edificio terciario para su enajenación de acuerdo con los usos específicos que prevé el Plan General y para que la reducción fiscal acordada en el punto anterior no impida el desarrollo de inversiones públicas efectivas durante el próximo ejercicio presupuestario 2019”.

Este texto es la mejor demostración de que el pacto con el PP no tiene ninguna consecuencia para el año en curso. Independientemente de otras consideraciones sobre las que no es el momento de extenderse (incumplimiento del acuerdo del Pleno sobre la antigua comisaría, pérdida de un equipamiento para el Casco Antiguo) ¿recuerdan quién fue el primero que en este mandato planteó la venta/demolición del edificio y reabrió así el debate sobre su uso y destino futuro?

¿Recuerdan quién fue el que trasladó a los grupos municipales varias ofertas para la enajenación de la Gavidia? Pues, por más señas, el mismísimo Juan Espadas, al que la exigencia del PP (¿o la habrá metido él?) en el pacto le sirve de perfecto  camuflaje para ese mismo propósito, ya que se encontraría así con 10 millones de euros más para invertir en 2019 en proyectos que llevar al balance con el que se presentará ante los sevillanos en las elecciones municipales de junio del año próximo.

Pero no sería ése el dinero importante, ya que con la tramitación que exigiría la aprobación del Presupuesto de 2019 apenas le quedaría margen temporal para gastarlo antes de las elecciones municipales  del 9 de junio del año próximo, sino el del Presupuesto para este 2018, gracias al cual Espadas va a llenar de obras los barrios y materializar todo el gasto social que repercute en aliviar tantas necesidades en una ciudad con 73.000 parados, su mejor aval para aspirar a la reelección.

Estos Presupuestos, los del tercer año, son la clave de todo el mandato, de ahí el afán del alcalde en ofrecerse a pactarlos con quien fuera, con la izquierda o la derecha, porque conforme a la máxima de Deng Xiao Ping, gato negro o blanco no importa con tal de que cace ratones.  Y sí, Sevilla para Espadas bien valía el abrazo de Participa por la izquierda o del PP por la derecha, abrazo que en este último caso le ha salido (casi) gratis. 

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