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Sevilla

Contramano: Por la boca….

Sanz critica que en Sevilla lleven 10 años sin rematar proyectos y no repara que en 4 de esos años gobernó Zoido

Publicado: 17/10/2021 ·
22:49
· Actualizado: 17/10/2021 · 22:49
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  • El anuncio publicado en el Viva el pasado 9 de septiembre. -
  • Verónica Pérez destacó la oferta menos ventajosa de Marín por Palmas Altas, que al final ahorra dinero a los andaluces

Muere el pez, expresa el refrán español en alusión a quienes por no pensar lo que dicen o por ser lenguaraces acaban poniéndose en evidencia a sí mismos o, como vulgarmente se dice, metiendo la pata. Veamos algunos ejemplos protagonizados por políticos sevillanos.

El recién designado candidato del PP a la Alcaldía de Sevilla, el senador y ex alcalde de Tomares, José Luis Sanz, está desde el principio en pre campaña electoral, como demuestran las entrevistas que ha concedido a diversos medios de comunicación.

En Canal Sur no se sabe bien si habló todavía como alcalde del municipio aljarafeño o como alcaldable de Sevilla capital, ya que contrapuso una y otra vez las supuestas bondades de Tomares -coligiéndose que eran debidas a su gestión como alcalde- a las supuestas deficiencias de la metrópoli, que ahora aspira a gobernar.

Tras destacar que el pueblo en el que vive y cuyos destinos ha dirigido durante los últimos catorce años tiene una de las mayores rentas per cápita de Andalucía -y la mayor de la provincia de Sevilla, dicho sea de paso- puso el contraste de que Sevilla capital tiene los cinco barrios más pobres de España.

Proyecto sin ejecutar

Y añadió: “En Sevilla se llevan casi diez años hablando de proyectos que no se rematan, con déficit de infraestructuras, con degradación de espacios públicos, falta de limpieza, abandono de zonas verdes y parques y jardines….”

Casi un decenio, según Sanz, hablando aquí de proyectos que nunca se rematan. Estamos en 2021, luego esos diez años de bla, bla, bla sin acabar haciendo algo se extienden hasta 2011, año en que, miren por dónde, empezó el mandato como alcalde del correligionario y gran valedor político del señor Sanz, o sea Juan Ignacio Zoido, al que los sevillanos otorgaron la mayoría más absoluta de los últimos tiempos para que transformara Sevilla conforme a tal ingente cantidad de proyectos que había prometido durante la campaña electoral que los otros partidos evaluaron su ejecución al coste de entre 3.500 y 4.000 millones de euros ¡en plena recesión económica tras la crisis financiera de 2008!

Entre esos proyectos bla, bla, bla criticados por Sanz porque nunca se materializaron habría que citar el equivalente al museo francés Pompidou en el antiguo mercado de la Puerta de la Carne; un nuevo Palacio de los Deportes, con pistas de nieve artificial para poder esquiar sin necesidad de irse a Sierra Nevada, en Los Bermejales; el campo de golf en el mismo barrio; un complejo de ocio con piscinas en el río por la parte de Torneo, cerca del puente de la Barqueta; un segundo Ikea en San Nicolás Oeste; el centro comercial y de ocio Sevilla Park, con un auditorio para que actuaran megaestrellas como Beyoncé, junto al puente de las Delicias….

Todos esos conejos sacados en plan ilusionista de la chistera por Zoido y el PP han sido ahora dejados en evidencia por José Luis Sanz al criticar ese periodo de casi un decenio de proyectos que acabaron en el limbo del olvido.

Así pues, queriendo atacar a Espadas resulta que Sanz ha acabado atacando también la gestión de su padrino político Zoido y la de su propio partido, el PP, que gobernaron Sevilla durante cuatro de esos últimos diez años de inoperancia.

El caso de Tomares

Item más, Sanz habla de proyectos que no se remataron en la capital durante el último decenio cuando él no fue capaz de rematar en Tomares su proyecto-estrella del teleférico, que planteó antes de las elecciones municipales de 2007, es decir hace catorce años, más tiempo todavía del período por él elegido para referirse al estancamiento de Sevilla.

Según la oposición tomareña, entre dimes y diretes Sanz se habría gastado al menos 300.000 euros  de las arcas municipales en su proyecto de conexión aérea desde la cornisa con la metrópoli, que generó ríos de tinta y cuyo coste, del orden de 20 millones de euros, asumiría una empresa constructora a cambio de que la Junta de Andalucía le otorgara la concesión administrativa para su explotación durante una serie de años.

Otro de los grandes proyectos enterrados por Sanz en Tomares ha sido el del parque empresarial Zaudín, del que dijo en su día que estaba llamado a convertirse en “el gran centro de actividad, negocio y empresarial de la provincia” y que luego, para tratar de justificar la recalificación de 10,18 hectáreas del mismo para que el presidente del Betis, Ángel Haro, pueda dar un pelotazo con la construcción de un ‘ecobarrio’ de lujo, ha dicho que era “inviable en escala, uso y concepto” y constituía “un lastre” para el desarrollo de Tomares.

¿Y bajo qué gobierno local se concibió lo que ahora resulta que es “inviable en escala, uso y concepto”? Pues con él de alcalde de Tomares, con lo cual Sanz ha acabado por desdecirse y enmendarse a sí mismo.

Por tanto, al alcaldable del PP carga sobre sus espaldas similares proyectos no rematados como para dedicarse a lanzar piedras sobre Zoido y Espadas, los alcaldes sevillanos del último decenio.

Su inicio de precampaña electoral a 600 días vista no está siendo muy afortunado que digamos, por sus alusiones a la dedicación de Espadas a sus diversos cargos y a tiempos pretéritos sin tener en cuenta que así también pone el foco sobre sí mismo, su dedicación y su gestión y la de su partido.

La Ciudad de la Justicia

Y del candidato del PP a la Alcaldía de Sevilla a la, al menos cuando escribo estas líneas,  todavía secretaria general del PSOE sevillano (tal como está su partido nunca se sabe) y diputada autonómica, Verónica Pérez, conocida por su impulsividad y vehemencia, rasgos de su carácter que la llevaron a proclamarse “la única autoridad en el PSOE” hace cinco años, durante la operación de acoso y derribo de los susanistas contra el luego renacido, tras su travesía por el desierto, Pedro Sánchez.

Verónica Pérez tuvo el mal tino de preguntar en el Parlamento de Andalucía sobre la Ciudad de la Justicia en Palmas Altas y de acusar al vicepresidente del Gobierno andaluz y consejero del ramo, Juan Marín, de mentir a los sevillanos sobre la compra del campus de Abengoa para la sede judicial justo el mismo día en que ABC publicaba la noticia de que la multinacional, o lo que quede de ella, había decidido vender sus instalaciones a la Junta de Andalucía.

Para congraciarse con su nuevo jefe, Verónica Pérez afirmó que el proyecto de ubicación de la Ciudad de la Justicia en la hasta ahora sede de Abengoa había sido liderado por el también aún alcalde de Sevilla, secretario regional del PSOE y candidato socialista a San Telmo, Juan Espadas, cuando ni el Ayuntamiento sevillano tiene las competencias para poder realizar una operación de este tipo ni nunca ha consignado en sus Presupuestos cantidad alguna, ni mucho menos los más de 70 millones de euros que costará materializar el traslado de los jueces al Sur de la ciudad.

Por lo que se ve, Verónica Pérez tampoco había leído el anuncio insertado en Viva Sevilla el 9 de septiembre, en el que, como es preceptivo, se solicitaban ofertas empresariales para la ubicación de la Ciudad de la Justicia, anuncio que no insertó precisamente Espadas ni el Ayuntamiento, sino Juan Marín como titular de la Consejería de Justicia. Un anuncio público al que únicamente contestó en tiempo y forma Abengoa y que era condición “sine qua non” para poder ejecutar el proyecto respetando los plazos y los procedimientos en una empresa declarada además en concurso de acreedores, circunstancias que en su vehemencia e impaciencia la lideresa del PSOE sevillano no tuvo en cuenta en su argumentación.

La factura

Y, atención, Verónica Pérez destacó en el Parlamento que Abengoa tenía ofertas más ventajosas que la de la Junta de Andalucía, como la del fondo de inversión internacional PSP Investments.

En su ceguera opositora, doña Verónica se estaba lamentando inconscientemente de que el Gobierno andaluz no hubiera presentado una oferta de mayor cuantía, con lo cual la Ciudad de la Justicia habría costado más cara a los contribuyentes andaluces.

Su queja ha acabado convirtiéndose en el mayor elogio a la gestión del vicepresidente de la Junta y consejero de Justicia, ya que Juan Marín ha conseguido comprar el campus de Palmas Altas a un precio inferior al que estaba dispuesto a pagar el fondo de inversión extranjero y por lo tanto le ha ahorrado algún que otro millón de euros a los andaluces al no caer en la tentación de subir la oferta, cuando lo fácil habría sido poner más dinero sobre la mesa y disparar con “pólvora del Rey”.

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