Los aficionados más jóvenes del Atlético Sanluqueño no llegaron a conocer a Orozco como futbolista del club verdiblanco. Fue centrocampista del conjunto de la Ciudad de la Manzanilla en la temporada 1992-1993 con González Flores, que suplió en el cargo a Felipe Quintana en una temporada donde llegaron muchos futbolistas de Sevilla y donde el Atlético Sanluqueño se jugó la permanencia en la última jornada en Badajoz. Derrota en tierras pacenses por 3-0 y descenso a Tercera División. Después, temporada 1993-1994, siguió en esta categoría pero los impagos provocaron una estampida de los futbolistas de la provincia de Sevilla. José Luis Raposo se hacía cargo de una plantilla muy diezmada pero realizó un gran trabajo dejando al equipo en la zona alta. El jugador que hacía gala de unos rizos que un cuarto de siglo después mantiene recalaba en Sanlúcar procedente de El Ejido.

Recuerda con tristeza aquel partido disputado en Badajoz pero también que por aquel entonces coincidió con grandes jugadores, como Salva, Boro, Núñez, Rueda, Paquini, Patino, Palomino y Martín, entre otros.

Reconoce que “fue una pena. Nos faltó poco para salvarnos pero teníamos una gran desventaja de puntos. En el Atlético Sanluqueño me lo pasé muy bien y desde entonces estoy vinculado a esta ciudad. Me encuentro muy a gusto. Resido en Sanlúcar y tengo mi negocio aquí. Me encanta Sanlúcar, tengo trabajadores que son sanluqueño y así todo perfecto”.

Lo que le llamó a Orozco la atención en su estancia en la Ciudad de la Manzanilla fue que “el club tiene una afición que es un espectáculo. En pocos sitios se puede decir eso. Hay que tirar adelante y pienso que en un futuro hay que aspirar a algo más. Soy socio del Atlético Sanluqueño pero estaa temporada entre el coronavirus, que hubo menos partidos y por el trabajo no pude ir a ver el equipo, algo que sí haré esta temporada”.

El sevillano se formó en el Betis y acabó en Sanlúcar porque “quedó demostrado que mi colores han sido los verdiblancos. También que mantengo el físico y el pelo también”.

No deja de reconocer que “ha sido raro estar tanto tiempo sin fútbol. Me encanta ver partidos pero es triste presenciarlos sin público, que en este caso es virtual y con sonido ambiente que no es el real”.

Adelanta que “ya me planteo quedarme en Sanlúcar aunque también me desplazo a Sevilla por mi negocio”.

De su pasado en el Atlético Sanluqueño guarda muchas anécdotas: “Tengo buenos recuerdos. Nunca me he reído tanto teniendo como presidente en un club como cuando coincidí con Luis Merino. Lo que decidía lo hacía con arte. Era muy peculiar. Una vez fui  con González Flores porque quería cobrar parte de lo que se me debía y lo hacía con langostinos. Le dije que tenía el congelador lleno. También me acuerdo de Bernardo Daza, que una gran persona, viene a verme a mi negocio y que todavía sigue ligado al club. Todavía hay mucha gente que me reconocen por la calle y me dice, tú eres el que jugaste en el Atlético Sanluqueño”.