El Centro de Interpretación Camarón de la Isla, un espacio que se sumerge en el universo del mítico cantaor a través de su propia voz, de su imagen y de sus recuerdos, desde su ropa a sus cuadernos, abrirá por fin sus puertas el próximo 2 de julio, cuando se cumplen 29 años de su muerte.
San Fernando, su localidad natal, alcanza así el sueño de dar un "verdadero homenaje" a José Monje Cruz, Camarón de la Isla, y de preservar su memoria en un espacio a la altura del cantaor que revolucionó el flamenco y lo hizo universal y que aspira a unir el nombre de la ciudad de la misma forma que Graceland está unido al de Elvis Presley o Liverpool al de The Beatles.
El museo, un edificio nuevo y moderno, ha sido levantado en un emblemático espacio, la plaza en la que se ubica la Venta de Vargas, en la que Camarón, siendo apenas un niño, comenzó a forjar su voz y a embelesar con su cante y que a lo largo de los años ha sido el centro de peregrinaje al que se han dirigido los miles y miles de seguidores de todo el mundo que acudían a San Fernando en busca de huellas del cantaor.
Casi tres décadas después de su prematura muerte a causa de un cáncer, el 2 de julio de 1992 en Barcelona a los 42 años, Camarón de la Isla, aquel cantaor tímido al que le sacaba de quicio verse deificado, se abre de par en par en este espacio que recorre desde sus orígenes, su leyenda y su revolución, las tres secciones en las que se ha divido el recorrido por su legendaria figura.
Con una inversión de cuatro millones de euros, respaldados en su mayor parte por la Junta de Andalucía, el museo cuenta con innumerables objetos personales del cantaor.
Su familia cedió en 2014 unos 400 recuerdos personales al Ayuntamiento de San Fernando a cambio de 2.500 euros al mes. Fue el primer paso con el que la ciudad comenzó a diseñar este proyecto que será inaugurado el próximo día 2 y que el día 6 comenzará a recibir visitas con cita previa.
El mercedes blanco de Camarón da la bienvenida a los visitantes del museo a un viaje que han articulado grandes conocedores de su figura, entre ellos Juan José Téllez y Enrique Montiel.
DE LOS ORÍGENES A SU REVOLUCIÓN
El viaje se inicia en la planta baja en los orígenes de José Monje Cruz, con fotografías y vídeos, entre otros recuerdos, que atestiguan como se crió escuchando el flamenco ancestral de sus padres y su pasión por el mundo del toreo o por la guitarra.
Como él mismo contaba, "iba con la afición de ser torero, pero encontró más fácil ser cantaor".
Fotografías de un camarón niño vestido de traje de luces se intercalan con fotografías en las que tocaba la guitarra a Fernanda de Utrera.
El itinerario continúa después en una segunda planta en la que grandes pantallas proyectan audiovisuales en los que deliberadamente se ha buscado que fuera el propio Camarón el que, con su voz, relatara cómo aquel niño pasó a convertirse en el mayor mito del flamenco.
Así comienza el paseo por la construcción de la "Leyenda". Un camino que se inicia cuando, con su maleta y sus zapatos, Camarón se marchó en los años 70 a Madrid a vivir la edad de oro de los tablaos flamencos y allí conoce a Paco de Lucía. Surgió entre ellos la "energía enigmática" que hacía que juntos fueran "la herida y la medicina", en palabras de Félix Grande.
Junto a los audiovisuales se suceden en vitrinas innumerables objetos personales que retratan su vida familiar, con imágenes de su boda de tres días con Dolores Montoya, la Chispa, y sus hijos; la colección de bastones o su pasión por los instrumentos, desde su órgano a sus guitarras, su gramófono o su magnetófono de bobina, una muestra de ese investigador silencioso que era Camarón y que le hacía querer grabarlo todo y escuchar los cantes del derecho y del revés para descifrar los misterios del cante.
El viaje continua en la "Revolución", que Camarón de la Isla emprendió cuando se separó de Paco de Lucía y comenzó a volar solo y a atreverse a abrir un camino de innovación en el flamenco que auparía su leyenda a la categoría de mito.
Sus abrigos, camisas o gafas de sol muestran en el museo cómo Camarón fue, sin proponérselo, un icono que marcó tendencia en su época.
Sus cuadernos manuscritos y sus agendas, o su cartera, acercan a un hombre al que le gustaba anotar todo, y su Biblia recuerda cómo la religión pesó en su espíritu.
LAS SOMBRAS Y LUCES DE CAMARÓN
El museo no rehuye las sombras del personaje. Así incluye documentos como recortes de periódicos sobre el proceso en el que fue acusado por un accidente de tráfico en el que murieron dos personas o de una entrevista en las que confesaba que se dio cuenta de que tenía que detener su relación con las drogas cuando su hijo le dijo al volver de la escuela: "Papá, me han dicho que eres un drogadicto".
Sus premios, discos y casetes de oro, y su Llave de Oro del cante, que le concedieron en 2000 a título póstumo, concluyen un viaje que ofrece, desde una gramola gigante, la posibilidad de escuchar su cante o de, desde una suerte de moderno fotomatón, la de hacerse una fotografía con él.
El museo cuenta también con un espacio para niños, para los investigadores y para celebrar eventos, para hacer de él un espacio tan vivo como la leyenda de Camarón.
Su viuda y su familia han sido las primeras personas a las que se ha invitado a la inauguración, independientemente de que sus representantes interpusieron una denuncia contra el Ayuntamiento por un supuesto uso ilegítimo de la marca Camarón. El Ayuntamiento mantiene que todo está contemplado en el convenio por el que la viuda del cantaor recibe religiosamente una cantidad al mes.
El Ayuntamiento de San Fernando considera resuelto el litigio por el que el pasado mes de diciembre los herederos de José Monje Cruz anunciaron acciones judiciales contra el consistorio por "intromisión ilegítima en el uso de la marca Camarón de la Isla", y que por fin el esperado museo podrá abrir sus puertas.
