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Lunes 18/11/2024
 

San Fernando

\"A algunos padres habría que llevarlos otra vez al colegio y otros padres lo apoyarían”

\"Los datos objetivos que nos manda la Junta nos dicen que a igual nivel sociocultural las enseñanzas pública y concertada están muy parejas\".

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José Manuel Sixto Nogueiras es presidente de la Federación de directores de colegios de Infantil y Primaria de Andalucía y presidente de la gestora constituyente de la federación a nivel nacional. Analiza lo que están suponiendo los recortes y lo  que va a suponer el nuevo marco normativo de la Lomce. Con línea directa con la Consejería de Educación como presidente del colectivo asociado, enfoca la desaparición de algunas unidades como una reorganización de la infraestructura educativa de la ciudad.

—Los recortes se están notando en un sector que forma al futuro de España y al futuro de Europa.
—Es muy sangrante porque el discurso político es decir que se da mucha importancia a la Educación pero si se quita dinero repercute en el servicio que se presta, sea concertado o público. Y en nuestro caso se nota porque los recortes están afectando a ingreso de dinero a la financiación. Es un recorte que viene ya desde el Gobierno de España y que la Junta tiene que acatar. Está repercutiendo no tanto en personal, afortunadamente, pero sí en los programas porque ha habido que priorizar el mantenimiento sobre los programas que complementaban la educación, ya fueran de salud, de alimentación… Y estamos a la espera de la nueva Ley Orgánica que es la cuarta o quinta ley de la democracia.

—Cada vez que llega un Gobierno la cambia.
—La cambia, no llega a un consenso, se radicaliza y al final duplica nuestro trabajo porque nos tocará ver de nuevo qué hay que cambiar y eso provoca un desgaste en el funcionamiento del sistema porque hay que replantear todo lo que tenías hecho.

—Centrándonos en los recortes, afectan a la calidad de la enseñanza que recibe el alumno pero también a la motivación del profesor que es mucho más consciente de que cada vez trabaja con menos medios y más presionado.
—Está claro. Es una cosa que notamos más los andaluces cuando hablamos con los valencianos, porque Valencia es la comunidad donde parece que se está haciendo un pilotaje de lo que puede ser la aplicación de los recortes y de la Ley. Se asombran mucho de que aquí se sigan manteniendo, además de la parte educativa, servicios de alimentación, comedores, aulas matinales, escuelas deportivas… incluso asegurar el desayuno y la merienda de niños y niñas que estamos viendo en los colegios que sus familias dependen de Cáritas o de El Pan Nuestro. Ahí no ha habido recortes, pero si no ha habido recortes ahí los tiene que haber en otro lado. Este año ha caído un diez por ciento el presupuesto de cada centro y ha habido subidas de costes, de IVA, de infinidad de cosas. Eso obliga a un reajuste lo mismo que está pasando en las casas con las bajadas de sueldo. ¿Está repercutiendo en el profesorado? Sí, evidentemente. Lo que pasa es que las maestras y los maestros parece que están hechos de una pasta especial.

—Es una profesión muy vocacional.
—Es una profesión que si no te gusta estás amargado porque los niños son agotadores. En las reuniones de claustro se saca el tema pero cuando estás delante de los niños lo único que piensan es sacarlos adelante con lo que tengan.

—En todas las profesiones ha subido el número de depresiones, de bajas por enfermedades mentales. En la docencia es algo que siempre ha ocurrido. Me supongo que ahora más.
—Las enfermedades profesionales nuestras van más encaminadas a lo físico, a la garganta, pero alguna depresión sí ha habido. No tenemos detectado que haya un incremento muy grande de depresión pero hay que aclarar la diferencia entre Infantil y Primaria y la Secundaria, donde quizá sí se pueda estar viendo esto. El alumnado nuestro es mucho más pequeño, suele estar más controlado por la familia y cada vez se nota más el interés de la familia por saber cómo va el niño. En Secundaria, de donde sí puede ser que vengan esos datos sobre el aumento de depresión, puede ser que las familias hayan dejado de tener la responsabilidad sobre los niños y estén provocando esos problemas de violencia y conflictividad que es lo que intentamos trabajar juntos los colegios con los institutos. Se trata de que los niños se vayan conociendo porque el hecho de que se conozcan baja la conflictividad, aunque eso no quita que haya niños con mala educación por decirlo de una manera suave y el apoyo que le dan los padres a esa mala educación. Eso sí lo están sufriendo más los profesores de Secundaria aunque eso también pasa en Primaria, que vienen muchos padres y lo primero que dicen es que su hijo tiene razón y que el culpable fue el otro, antes incluso de que el profesor les diga el motivo de la cita. Eso ha motivado que se pierda la autoridad moral del profesor, como antiguamente, cuando el padre secundaba la actuación del profesor. Hoy en día en la calle le dices a un niño que está arañando el coche y la madre te riñe a ti.

—Se da más en Secundaria.
—Creo que sí. El niño es mucho mayor, con una capacidad de responder, criticar y razonar distinta.
—Y los padres ya no lo pueden controlar como controlan a los más pequeños.
—Hay padres que no los controlan y padres que sí, ese es el compromiso. El padre que no lo controla está haciendo que su hijo no vaya para adelante. Pero yo no generalizaría, sé que provoca depresión porque hay más casos de los que había antes pero también la educación se ha extendido, que es un valor a tener en cuenta. Antes los alumnos llegaban a octavo de EGB y adiós, algunos iban a la Formación Profesional. Hoy en día los alumnos están hasta los dieciséis años y con la crisis y el poco trabajo los institutos puede que aguanten a gente con dieciocho años, puede que rebotada, que está porque no quiere estar en casa… Es conflictivo y eso hace que haya profesoras y profesores que estén al borde de una depresión.

—Es como  si los colegios tuvieran la responsabilidad de educar a los más pequeños para que cuando den el salto den menos problemas en Secundaria.
—Pero el problema es que habría que educar a los padres y a las madres.

—-¿Y no pueden ir al colegio?
—-¿Los padres? Algunos deberían de ir y otros padres lo apoyarían porque están en la puerta y ven cómo actúan. Hay de todo. A mí me mordió un niño de infantil a la entrada del colegio y la madre me dijo que yo lo estaba presionando. Yo les digo a los padres que yo los tengo hasta los 18 años pero que la moto se la van a tener que comprar ellos.

—-¿Se han dado casos de agresiones a profesores?
—San Fernando es una ciudad muy tranquila, no ha habido agresiones, que además salen rápidamente en prensa. La última que ha habido fue en Jerez. En Primaria, al menos que yo conozca, no ha habido. Hubo un caso en el Instituto Sancti Petri que el profesor terminó con depresión por la indefensión pero en Primaria no. Quizá alguna agresión verbal en algún centro, no de Primaria, pero en Secundaria sí que ha habido y se han tomado medidas con algún alumno. No ha trascendido, que es lo importante, porque estamos hablando de menores.

—Y tampoco es bueno dar ideas.
—No dar ideas ni estigmatizar a una persona. Un chaval con 14 ó 15 años puede hacer una burrada y a los 20 ser una persona responsable si se le ha sabido reconducir.

—Los cambios de leyes influyen en los profesores porque se tienen que adaptar, pero también desconciertan a los alumnos…
—Y a los padres. Los cambios de normativas tienen de todo. Yo les recomiendo a las personas que lean al preámbulo de cada ley porque es donde te dicen lo que va a venir después. Al profesor le afecta porque va a haber un cambio de contenido educativo. Se ha hablado mucho de los temas de religión sí o no, pero ese es un debate más ideológico. Pero puede ser que se potencien asignaturas más instrumentales y se dejen a un lado las más humanísticas. Ese es el primer trabajo que se puede encontrar el profesorado. El alumnado es posiblemente el menos afectado salvo ahora que va a tener que pasar unas cribas con la nueva Ley que no queda muy claro cómo se va a hacer, si es externa o interna. A nosotros nos parece excesiva porque nos huele a que va más en una política que se aplicó en Gran Bretaña cuando Margaret Thatcher era ministra de Educación, de categorizar los centros y romper la política de equidad. Si a unos centros se les da más dinero porque funcionan, los alumnos que tengan dificultades encontrarán todavía más dificultades para seguir adelante en los centros que no funcionan. También a partir de la nueva Ley los consejos escolares dejan de tener poder de decisión, son un órgano informativo, con lo que desvincula de los padres la toma de decisiones. Hacer eso es dejar los centros como un centro de formación y no son sólo centros de formación, en los colegios se educa en valores, conviven familias distintas… Es un tema que no me convence mucho.

—Sin embargo las dos últimas polémicas que ha habido en los cambios de leyes han sido ideológicas. Primero Educación para la ciudadanía y ahora Religión. Depende del partido que esté.
—Sí. Se ha centrado el debate en esa cuestión y es verdad que en Andalucía hubo varias personas que se querían declararse objetores con Educación para la Ciudadanía, que era conocer la organización de la sociedad, cómo se vota, la participación... Pero había un capítulo que hablaba de la familia y en el concepto de familia que tenemos ahora en España hay mucha diversidad, desde la familia monoparental de una padre soltera, o un viudo, familia normal de hombre y mujer y las familias de homosexuales con hijos adoptados. El tema de la religión es muy distinto. La religión católica es la mayoritaria pero no es sólo religión católica. Y hay que elegir entre recibir religión o recibir la otra parte y el que elija religión católica o religión evangélica, que en mi centro se dan los dos casos, no recibe la otra parte. Lo que dicen los expertos y yo lo comparto es que no podemos olvidar que en esta democracia hay que enseñar que hay que participar y que no conocemos otro sistema mejor para que participemos. Estamos hablando de una época de crisis, de falta de valores políticos, de algunas personas que están quebrando un poco la confianza de la ciudadanía pero que hay mucha gente empeñada en que esto funcione, no solamente políticos sino servidores públicos, funcionarios públicos, ONG… que están luchando porque esto funcione como está funcionando. Eso no se puede perder.

—Usted es socialista, concejal en el Ayuntamiento. Le voy a pedir que haga un ejercicio de objetividad como docente. ¿Qué enseñanza es la mejor? ¿La privada, la concertada o la pública?
—Es complicado. Para el que la elige la mejor es la que ha elegido. Si hablamos del nivel de calidad que tenemos en España, creo que la educación en general, sin separarla, está a un buen nivel, lo que es el servicio que se presta. La diferencia entre una enseñanza y otra, aparte del ideario, los resultados que yo pueda tener o la única prueba que teníamos que ahora va a desaparecer, que es la Selectividad, en San Fernando son muy similares en los institutos públicos y en los concertados. Eso es una buena señal. Yo trabajé al principio en la concertada y el trabajo que hacía era el mismo. ¿El nivel de dificultad? Algunas veces es distinto porque también el alumnado, obviamente, es distinto muchas veces, cada vez menos. El compromiso de los padres también es distinto, pero para decir cuál es mejor o peor tendríamos que trabajar con pruebas externas que igual es lo que pretende el ministerio y que a mí no me gustaría que la Ley sirviera para hacer un top de colegios. Los datos objetivos que nos manda la Junta nos dicen que a igual nivel sociocultural, que sí es un referente que se tiene en cuenta en las encuestas, la pública y la concertada están muy parejas.

—Aquí no hay privada, privada…
—Ni hay privada, privada, para empezar, ni la población socio económicamente es tan diferente, no existe una polarización de dinero o de trabajo como en otras poblaciones. Su base era el Ejército, la Armada, la Bazán… y la población es muy pareja. No sé contestar objetivamente cuál es mejor o peor, pero sí decirte que en la pública hay muchísimos centros que están queriendo dar la mejor oferta posible no sólo en el contenido, sino en que tengan las mismas posibilidades que en la concertada pero sin costar dinero, porque sí es verdad que en la pública no podemos hacer actividades o acciones que supongan un coste a las familias. Nuestros servicios están ceñidos a los programas de gratuidad.

—¿Qué está pasando con la Escuela Infantil Nuestra Señora del Carmen?
—San Fernando tiene dos zonas de escolarización, partimos San Fernando desde el Ayuntamiento al este y al oeste. En la zona hacia Camposoto casi todo estaba normalizado, todos los colegios eran iguales, tenían aulas de Infantil de tres a cinco años y Primaria hasta sexto. Luego están adscritos a un instituto. En la zona este teníamos unos centros que eran del Ministerio de Defensa que con el convenio pasaron a la Junta de Andalucía y con la particularidad de que tenían una estructura diferente. En los tres colegios antiguos de Defensa –Tofiño, Solís y Cecilio Pujazón- se iba manteniendo primero y segundo de Secundaria. Esto no es normal en una ciudad como San Fernando. Sí es normal que exista en Algar porque al Tercero de Secundaria ya tienen que desplazarse a Arcos, pero en San Fernando no tenía sentido y se venía demandando reorganizarlo. El primer paso ha sido que todo el alumnado de Secundaria de estos centros ha pasado a su centro de adscripción que es el Instituto Wenceslao de forma que este centro a partir del curso que viene tiene desde primero de Secundaria a segundo de Bachillerato. Los colegios de Marina no tenían Infantil hasta hace tres cursos pero tenían la Escuela Infantil Nuestra Señora del Carmen. Al pasar a ser los tres centros antiguos de Defensa como los demás centros de San Fernando, teniendo Infantil ya no tiene sentido la Escuela por lo que el año que viene no ofertará infantil de tres años. Los niños de cuatro y cinco años pueden seguir allí hasta que vayan pasando a sus colegios respectivos.

—En tres cursos se termina.
—En tres años. El año pasado hubo que suprimir una unidad en el colegio Juan Sebastián de Elcano y también en años anterior en el colegio San Ignacio, que también tiene dos líneas. Un año hay que hacerlo en un lado y otro en otro porque si no condenas a un colegio a que se quede sin alumnado. Esto seguramente no convencerá a quien quiera que se mantenga el centro, pero dentro de una perspectiva global es lógico. En esto también tendrá que decir algo la Federación de Padres. En estas cosas muchas veces se monta mucho bullicio y quizá haga falta que se sienten y les expliquen a los padres que no pasa nada a los que lo tienen asegurado y lo otro es una oferta. Pero lo que no podemos es consentir que al hacer la oferta se nos queden aulas semi llenas cuando la previsión para San Fernando es de 120 niños menos, más de cuatro cursos. Lo que sí tiene claro la delegada territorial, Cristina Saucedo, es que si hay más demanda hay que crear la unidad, como ha pasado otras veces, pero no se convierte en una estructura definitiva, sino circunstancial para equilibrar la zona.

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