La alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, y la presidenta de la Asociación para la Defensa contra la Anorexia y la Bulimia (ADAB) de San Fernando, Ana Isabel Ramírez Rodríguez, han presidido este lunes el acto organizado para la conmemoración, este 30 de noviembre, del manifiesto con motivo de la conmemoración del Día internacional de la lucha contra losTrastornos de la Conducta Alimentaria.
Además de la lectura del citado manifiesto, también ha habido testimonios en primera persona de un paciente y de la madre de una afectada.
El contenido íntegro del manifiesto es el siguiente:
Hoy compartimos el Manifiesto con motivo del Día Internacional de los Trastornos Alimentarios:
Es muy difícil conseguir plasmar todo el dolor, impotencia, sentimiento de indefensión y rabia que provoca, en las familias afectadas, la falta de medios y atención adecuada a las personas que están sufriendo una enfermedad tan grave como es un trastorno de la conducta alimentaria o TCA. Esperanzados en que esto pueda cambiar y siendo conscientes del gran número de casos que están dándose de manera reconocida.
Necesitamos hacer ruido, necesitamos que se nos escuche porque, hasta ahora, el desamparo y la desprotección que se sufre sigue siendo muy grande, e inconcebible para una sociedad a la que llamamos “del bienestar”.
El TCA es un trastorno de conducta asociado a angustia emocional, física y social, por su desarrollo muchas veces prolongado y agresivo, por no quererlo reconocer a uno mismo que lo padece o incluso por no precisar en su tratamiento, puede acarrear distintas secuelas, algunas incluso irreversibles. Las diferentes manifestaciones del trastorno (anorexia, bulimia, vigorexia, atracón, rumiación, ortorexia…) afectan al organismo y cuanto más se prolongan en el tiempo más daño genera. De hecho, el deterioro a nivel interno puede llegar a ser tan grave que incluso provoque la muerte, sin olvidar las secuelas psicológicas y otros terribles riesgos como el de suicidio,muy presente en esta enfermedad.
Por todo esto y mucho más, imposible de resumir en unas pocas palabras, no entendemos cómo no se tiene ni se genera una preocupación y una sensibilidad social acorde al problema, por parte de los responsables públicos, para tomar las medidas necesarias que garanticen un adecuado tratamiento. Los pacientes que padecen este trastorno a veces precisan de ingreso hospitalario y son atendidos en psiquiatría o endocrinología, sin quedar claro pautas específicas de tratamiento. Es algo que nos frustra y nos desespera pero no nos cansa para seguir demandándolo y luchando.
Hay que destacar que esta situación afecta ya a 400.000 personas en España, además de un número importante de casos que se quedan sin diagnosticar. Su inicio es temprano desde los 12 años y con un elevado porcentaje en mujeres (un 90 por ciento). Si no se trata a tiempo, la enfermedad se agrava y cada vez es más difícil vencerla, porque desgasta y agota. Sin embargo, las personas sí pueden recuperarse con un tratamiento adecuado, y no es cierto que exista un punto de no retorno. Al contrario, un buen tratamiento suele venir acompañado de un buen pronóstico.
Pero, para ello, necesitamos soporte, reconocimiento de cuantas enfermedades psíquicas colaterales produce este trastorno . Porque no es algo tan simple como comer o no comer; eso, no nos engañemos, es un síntoma, y no es la base del problema, sino tan solo la punta del iceberg. Todo lo demás, lo realmente complicado, es lo que no se ve, porque queda oculto con la apariencia de ser un problema con la comida: miedo, inseguridad, angustia, depresión, ansiedad…Y dolor… Por eso, es imprescindible un trabajo terapéutico conjunto por psicólogos, nutricionistas y psiquiatras si precisan medicación, para conseguir vencerlo. Hay suficientes investigaciones y experiencias clínicas que demuestran y refuerzan que ese es el camino. Nosotros lo sabemos, muchos lo hemos experimentado de una manera u otra: pacientes, familias, amigos…Sabemos que, con un buen tratamiento, se pueden salvar vidas, e puede mejorar la calidad de vida de una família, es más, se puede recuperar que muchas personas encuentren mucho sentido a su vida, todo el sentido que tiene la vida de una persona.
Sin embargo, no está siendo fácil conseguir apoyo. En la actualidad, contamos con buenos profesionales, pero los recursos públicos que hay resultan insuficientes: escasez de plazas, listas de espera colapsadas, instalaciones deficientes y centros privados de alto coste para los que muchas famílias no tienen los recursos económicos suficientes.
Por eso, nos planteamos: ¿Hay que resignarse a no hacer nada, a ver impasibles cómo avanza esta enfermedad y cómo se lleva vidas, porque la sociedad niega los recursos que se necesitan?
Consideramos que, ante tan injusta y lamentable situación, estamos en nuestro derecho y obligación de reclamar y exigir que se nos tenga en cuenta, que de una vez por todas se nos dé una respuesta clara, eficaz y urgente ante esta situación; ante esta enfermedad. No queremos ni podemos esperar más, el tiempo corre en contra de quienes la sufren.
Y a pesar de todo, sabemos que no estamos solos, y queremos agradecer a todas las personas que nos estáis acompañando, porque es muy importante sentir vuestra comprensión y cercanía y nos ofrecéis mucha fuerza. También a los medios de comunicación, que nos han hecho un hueco, nos han dado voz y nos han brindado su apoyo. Somos conscientes de que no es tarea fácil conseguir nuestro objetivo, pero vamos a luchar por ello y os necesitamos a nuestro lado .
Y por último, para terminar, queremos también lanzar un mensaje muy especial de fuerza y esperanza a todas las personas que están luchando, que están en ese duro camino que es la recuperación. A ellas y a sus familias: Ánimo! Seguid adelante! No os asustéis si hay tropiezos. Que no os preocupe el tiempo que cueste recorrer este camino, no hay prisa. Lo importante es conseguirlo, y del TCA ¡se sale! Porque juntos, se puede. Porque no estáis solos. Porque lo difícil no es comer. Y porque el control de las pequeñas cosas te llevarán a los grandes logros.