Con los votos a favor de los concejales del PSOE, la negativa de los del PP, y la abstención de los de IU, el Pleno de la Corporación Municipal aprobó en su sesión ordinaria celebrada el pasado lunes una modificación del reglamento regulador de las condiciones de ocupación de la vía pública con terrazas de mesas y sillas y estructuras auxiliares, con el fin de dar respuesta a las solicitudes de implantación de tarimas flotantes, y “con el propósito de proteger a la ciudadanía en establecimientos de bares y/o restaurantes y hacer compatible tanto el disfrute como el tránsito de vehículos y el estacionamiento de los mismos”.
De acuerdo con esta modificación, “para la ocupación de la calzada con mesas, la superficie máxima de ocupación no será superior a 30 metros cuadrados, y sobre ella se superpondrá una tarima balizada con barandillas de protección peatonal fijándose el número de mesas en función de una, incluidas sillas, por cada tres metros cuadrados”. En estos casos, las tarimas, las mesas y sillas, deberán tener protegidos los extremos de las patas con gomas para evitar la emisión de ruidos al arrastrar los mismos sobre la tarima, tanto por los clientes como en el momento de retirar cada día las mesas y las sillas. Según lo dispuesto en la nueva normativa, el Ayuntamiento, a través de la Oficina de Obras y Urbanismo y en concordancia con la Policía Local “podrá dictar las normas complementarias que estime oportuno por razones de tráfico, “modificando incluso las dimensiones de las terrazas”.
Por otra parte, en lo que se refiere a la anchura y longitud de la zona de ocupación en calzada, con aparcamiento en línea, “la anchura no excederá en ningún caso de dos metros, ni de la línea de aparcamiento en las calles en que éste se encuentre señalizado horizontalmente, dejando siempre un mínimo de carril libre en calles de circulación rodada de sentido único”. En estos casos, la longitud de la terraza “tampoco excederá en ningún caso de 12 metros lineales ni de la que tenga la fachada del establecimiento si esta es inferior, si bien podrá ampliarse hasta el citado límite máximo previo consentimiento por escrito de los vecinos colindantes afectados”.
La norma también establece que “en los supuestos en los que la tarima flotante coincida con el periodo de estacionamiento, esta no podrá cambiar de lugar al lado opuesto del establecimiento en cuestión, por lo tanto, su licencia de ubicación será por el periodo del estacionamiento en su fachada”. Además, si el establecimiento tuviera que cerrar durante más de 15 días, “tiene la obligación de retirar de la vía pública el elemento en cuestión, sin que por ello tenga que ser indemnizado por el Ayuntamiento”.
En clave política, el alcalde, Esteban Morales, explicó que las novedades introducidas en esta materia “han sido homogéneas a la de las marquesinas”, y afirmó que “la regulación ha tratado de ser consensuada al máximo con el resto de grupos políticos, si bien, no podíamos aceptar la propuesta del PP, que planteaba que si con la instalación de estas estructuras se eliminaba una plaza de aparcamiento, había que crear otra”. Por su parte, el presidente local de los populares, Antonio Pineda, justificó su voto en contra “por la falta de alternativas para aparcar que van a tener muchos conductores ante la existencia de estas nuevas tarimas flotantes”, mientras que el portavoz de Izquierda Unida, Manuel Baena, indicó que la abstención de su grupo respondía a “la sorpresa que nos ha producido el resquemor que ahora tienen algunos ante la pérdida de plazas de aparcamiento”.