“Los astilleros de Navantia son el mejor plan de empleo para la Bahía de Cádiz”

Publicado: 17/09/2021
Margarita Forné, jefa de proyectos del área de informática técnica y presidenta del comité de empresa en Puerto Real, analiza el sector en su jubilación
Margarita Forné se jubiló el pasado 31 de agosto. En la víspera de su último día de trabajo, la jefa de proyectos del área de informática técnica y presidenta del comité de empresa de Navantia en Puerto Real informó de ello a los compañeros de los medios de comunicación, a los que agradecía su labor “en la defensa de nuestra industria”. Dos semanas después, en la terraza del club náutico Alcázar, en la avenida de la Bahía, con su centro de trabajo en el horizonte cercano, insiste en ello convencida, con un tono apasionado y sin ocultar el orgullo de pertenecer a la empresa, mientras se sirve un poco más de agua con gas fría para sofocar el calor.

“Los astilleros son el mejor plan de empleo para la Bahía de Cádiz”, sostiene, y remarca que, “por cada puesto de trabajo que se crea en Navantia, se generan otros seis directos, indirectos e inducidos”. Recuerda los buenos tiempos en los que se construyeron los petroleros y solo en la industria auxiliar había 3.000 profesionales en el tajo. “Salían cada mes ocho millones de euros en sueldos”, exclama.  

Los puestos de trabajo son, además, “muy especializados y cualificados”, por eso considera tan importante que se esté cumpliendo el plan industrial en los términos pactados en cuanto a la plantilla. “En cuatro años, salimos del astillero 204 personas nacidas en el año 1961 cuyas vacantes serán ocupadas por otras 204 personas”, explica. Es fundamental que esté en marcha el proyecto BAM IS porque obliga a cubrir el cien por cien de las bajas. Si no hubiera habido proyecto en curso, bastaba con ocupar el 75% de las plazas libres.

“A 31 de agosto, Navantia Puerto Real contaba con 400 empleados y otros 2.000 de la industria auxiliar”. Y podrían ser más porque las instalaciones cuentan con el segundo dique con más capacidad de Europa, solo por detrás de Belfast.

Pero para crecer, subraya, hay que evitar que el futuro del astillero dependa de los vaivenes políticos. “Hemos perdido contratos porque el rey no ha cumplido con su saludo en un determinado país, por un cambio de Gobierno o por debate político”, señala, en referencia a la polémica por el macrocontrato de las corbetas con Arabia Saudí. “Ese programa debe quedarse en la Bahía”, advierte, porque “porque los astilleros de la Bahía se adecuan al programa”. Los escrúpulos sobre el uso de los mismos, pide, hay que dejarlos al lado. “Los trabajadores no tenemos responsabilidad y no hay que olvidar que se construyen aquí porque la normativa española y europea permiten su construcción”, zanja, cerrando cualquier debate al respecto.

En segundo lugar, considera de vital importancia el apoyo económico y financiero del Gobierno. “En otros países del continente es así”. Pone a Francia como ejemplo. De otra manera resulta complicado hacer frente a los precios de Corea. “O China, ahora, que ha superado a Corea rebajando aún más los costes”.

Y, finalmente, plantea la necesidad imperiosa de apostar por la industria naval civil. “Puerto Real es un astillero dual, puede tener carga civil y militar a la vez”. Sin embargo, “ahora mismo no hay actividad comercial” para conseguir encargos civiles. Un despropósito porque las instalaciones deben estar abiertas a todo tipo de trabajos, incluso los que tienen que ver con la construcción de 'jackets'.

Pero alerta de que “no nos puede pasar lo que a Fene, cuyo astillero ha quedado absorbido por una empresa externa para este tipo de encargos únicamente”. El problema es que da muchas horas para labores de pintura, soldadura y transporte, y nada más, sin que haya valor añadido. “Los astilleros de la Bahía saben hacer cualquier cosa”, afirma. Enumera: gaseros (“que los hemos olvidados”), petroleros (“que hay que pelearlos”) e “incluso hemos construido buques que antes no habíamos hecho, como el BAM Rayo, los POV para Venezuela, o el BAC Cantabria, que son casi prototipos”.

Finalmente, aconseja evitar “hacer daño a quien comparte trinchera” en la defensa de cada centro. Forné, mujer pionera en la empresa tanto en integrarse en la plantilla como en adquirir responsabilidades en el ámbito laboral y sindical, no ha tenido una presidencia del comité de empresa tranquila precisamente por la falta de carga de trabajo y las tensiones con los compañeros de San Fernando. “Pero cuando llegaron los tiempos duros, pese a los ataques personales, he estado ahí”. Se refiere a las dos muertes registradas en el astillero de La Isla el año pasado. O durante la crisis abierta por la Coordinadora de Trabajadores del Metal, cuyos miembros “estuvieron a punto de provocar un cierre patronal y les hicieron perder a los trabajadore hasta 800 euros” por la paralización de la actividad.

“Aquello fue movilización por movilización”, lamenta, evitando entrar en detalles de jornadas marcadas por las coacciones y la violencia. “He conseguido hablar con dos ministros y la partida para el BAM IS sin necesidad de cortar el puente”, afirma. “Hay que saber medir y no midieron, trataron de apropiarse de 40 años de lucha sindical, sin contar con representatividad y legitimidad y por ahí no podía pasar”, agrega. Es cuestión de compromiso. El mismo que mostró en plena pandemia. “He estado con los compañeros, despidiendo a sus familiares fallecidos, desplazándome hasta el centro para estar con los trabajadores de los servicios esenciales...”. Ha sido duro pero “lo volvería a hacer”a. Ahora mira al futuro alegre. “Siempre seré una aliada del empleo en nuestra tierra”, promete. Pero también le ilusiona "que la vida, sin las responsabilidades laborales diarias, salga a su encuentro”.

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