El líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente de EEUU, Donald Trump, cenaron hoy en Hanói en un ambiente íntimo y distendido al inicio de su segunda cumbre, destinada a seguir reforzando lazos y a impulsar el diálogo sobre desnuclearización.
Ambos se sentaron el uno al lado del otro -no frente a frente, como en su primera cumbre de Singapur- alrededor de una pequeña mesa redonda dispuesta para ellos y sus acompañantes en el Hotel Metropole de la capital vietnamita.
A su lado se sentaron sus respectivas traductoras y los cuatro asesores que participaron en la cena.
Por parte de EE.UU. se han sentado a la mesa el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el jefe de gabinete en funciones de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, mientras que el canciller, Ri Yong-ho, y el principal responsable de inteligencia de Pionyang, Kim Yong-chol, han integrado la comitiva norcoreana.
"Nada como disfrutar de una agradable cena privada", ha dicho un sonriente Trump al inicio de la comida, cuando ha preguntado a los periodistas presentes si lo estaban "pasando bien".
Trump añadió que "seguramente sea una cena muy rápida" porque mañana, segundo día de la cumbre en la que están previstas las reuniones de trabajo, "será un día muy ajetreado".
Kim, también sonriente, aseguró que ambos van "a mantener un diálogo muy interesante" y que espera que ello conduzca a una "situación extraordinaria".
Los dos mandatarios han empezado su segunda cumbre con un breve careo de unos 20 minutos en los que se han mostrado optimistas con respecto a los resultados que arrojará esta reunión, que se celebra ocho meses después de su primer encuentro en Singapur, donde ambos países acordaron trabajar para la desnuclearización de Corea del Norte.
Se espera que esta nueva cita sirva para cosechar mejoras en este proceso, que apenas ha mostrado avances debido a la falta de una hoja de ruta.