Esta epidemia ha superado ya a la más mortífera de la historia de RDC, que se produjo en la localidad de Yambuku (norte) a finales de agosto de 1976
El Ministerio de Sanidad de la República Democrática del Congo (RDC) ha cifrado en 502 el número de muertes por el brote de ébola en el noreste del país, según los últimos datos divulgados por este organismo.
En un informe emitido a última hora de este viernes con cifras vigentes hasta el 7 de febrero, las autoridades indican que, de las 502 muertes, 441 están confirmadas en el laboratorio y 61 son aún probables.
Asimismo, el total de casos de contagio se sitúa en 800, de los cuales 739 están confirmados y 61 son probables.
Este brote -el más letal de la historia de RDC y el segundo del mundo por muertes y casos, tras la epidemia en África Occidental de 2014-, se declaró el pasado 1 de agosto en las provincias de Kivu del Norte e Ituri.
No obstante, el control de la epidemia se ha resentido por el rechazo de algunas comunidades a recibir tratamiento y la inseguridad en la zona, donde operan numerosos grupos armados.
Se trata del segundo brote declarado en 2018 en la RDC, sólo ocho días después de que el ministro congoleño de Sanidad, Oly Ilunga, proclamase el fin de la anterior epidemia, en el oeste del país.
Esta epidemia ha superado ya a la más mortífera de la historia de RDC, que se produjo en la localidad de Yambuku (norte) a finales de agosto de 1976 y considerada como el primer brote de ébola registrado, que dejó 280 muertos entre 318 casos.
Desde el pasado 8 de agosto, cuando empezaron las vacunaciones, 76.425 personas han sido inoculadas, en su mayoría en las ciudades de Mabalako, Beni, Mandima, Katwa y Butembo, de acuerdo con las últimas cifras del Ministerio de Sanidad.
El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales contaminados, provoca fiebre hemorrágica y puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90 % si no es tratado a tiempo.
El brote más devastador a nivel global fue declarado en marzo de 2014, con casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea-Conakri, país del que se expandió a Sierra Leona y Liberia.
Casi dos años después, en enero de 2016, la Organización Mundial de la Salud declaró el fin de esta epidemia, en la que murieron 11.300 personas y más de 28.500 fueron contagiadas, cifras que, según esta agencia de la ONU, podrían ser conservadoras.