Austria recuerda la semana próxima el aniversario del fatídico "Anschluss", la anexión por parte de la Alemania nazi el 12 de marzo de 1938
Austria recuerda la semana próxima el 80 aniversario del fatídico "Anschluss", la anexión de la república alpina por parte de la Alemania nazi el 12 de marzo de 1938, en medio de la controvertida participación del ultraderechista partido FPÖ en la coalición de Gobierno.
Solo tres días después de que los tanques alemanes entraran en el país, cientos de miles de austríacos aclamaron en Viena al dictador nazi Adolf Hitler -de origen austríaco- y aprobaron así la desaparición de Austria, que se convirtió en un mero "apéndice" del Tercer Reich, rebautizado como "Ostmark".
En cuestión de días los nazis empezaron a poner en marcha su maquinaria de represión contra cualquier disidencia.
Los primeros que sintieron la violencia nazi fueron militantes socialdemócratas, comunistas y sindicalistas pero sobre todo la población judía, unas 200.000 personas solo en Viena.
La mayoría de los judíos austríacos lograron escaparse del horror nazi aunque 65.000 acabaron siendo deportados y asesinados en diferentes campos de exterminio nazis.
México fue el único país del mundo que protestó en 1938 formalmente ante la entonces Sociedad de Naciones en Ginebra, antecesora de la ONU, contra la anexión nazi de Austria.
Por eso, los actos conmemorativos de este año incluyen un homenaje a México y en particular al diplomático Isidro Fabela, autor de la nota de protesta en Ginebra el 19 de marzo de 1938.
Durante décadas, la Austria democrática de la posguerra se consideraba como la "primera víctima del nazismo", dejando en el olvido colectivo el entusiasmo y radicalismo nazi de muchos austríacos.
De hecho, los historiadores recuerdan que la proporción de criminales de guerra nazis de origen austríaco era especialmente elevada y muchos de ellos se destacaron por ser especialmente crueles con sus víctimas en los campos de concentración.
Entre los criminales nazis austríacos sobresale Adolf Eichmann, considerado el organizador logístico del Holocausto, quien hasta su secuestro por el Mossad israelí en Argentina en 1960 mantuvo su nacionalidad austríaca.
Para parodiar el papel de víctima y verdugo, circula desde hace años el dicho de que los austríacos han logrado convencer al mundo de que "Hitler era alemán (cuando nació en Austria) y que el compositor Beethoven era austríaco" (pese a nacer en Alemania).
Si bien en los últimos 30 años el Gobierno y las instituciones públicas austríacas se han esforzado por mejorar su imagen y se han pagado indemnizaciones millonarias a víctimas de los nazis, la reciente entrada del FPÖ a la coalición con el Partido Popular (ÖVP) ha convertido los actos de este año en especialmente delicados.
Todo ello en medio de una serie de escándalos en el FPÖ, donde algunos militantes y dirigentes tiene problemas a la hora de distanciarse de forma clara del pasado nazi y antisemita del país.
En enero, un semanario reveló que un alto cargo del partido en Baja Austria era vicepresidente de un cofradía pangermanista que cantaba canciones antisemitas y nazis.
Y el nuevo ministro del Interior, Herbert Kickl, del FPÖ, causó polémica al decir ese mismo mes que iba a "concentrar" a inmigrantes de un solo lugar por razones de seguridad.
Por casos de este tipo, la cúpula de la pequeña comunidad judía de Viena, con unas 7.000 personas, ha decidido boicotear este año cualquier conmemoración en la que participen ministros del FPÖ.
El acto central este lunes, en el antiguo Palacio Imperial de Viena, estará encabezado por el presidente federal, Alexander Van der Bellen, y participan todos los miembros del Gobierno actual.
Pero Austria no solo recuerda este año la anexión alemana del país y el inicio del Holocausto (la noche de los cristales rotos de noviembre de 1938) sino también el centenario de la fundación de la Primera República en 1918 tras el final de la I Guerra Mundial.
El encargado de coordinar los actos conmemorativos, el expresidente austríaco Heinz Fischer, dijo la semana pasada en un encuentro con la prensa que su país "ha aprendido de la historia".
Según Fischer, la Austria de la postguerra fue "el intento sistemático de no cometer los mismos errores" de la primera república, que condujeron al país a la anexión nazi y al asesinato de decenas de miles de judíos.