Los lorquinos se afanan en recuperar una normalidad que todavía tardará en llegar.
Algunos comercios, colegios y empresas de Lorca iniciaron este lunes su actividad, intentando recuperar una normalidad, que paseando por las calles de la ciudad, entre escombros, apuntalamientos y caras de resignación, se aprecia que aún tardará en llegar.
A las 8:15 horas abrían sus puertas por primera vez, tras los seísmos del pasado miércoles, 23 centros escolares de la ciudad, aunque sin apenas afluencia de niños, porque, según explicaban a Efe algunos padres, todavía hay miedo a nuevas réplicas y no quieren separarse de sus pequeños.
En los centros, los profesores no dan clase, más bien ejercen de psicólogos, como es el caso del colegio Pérez Hita, del barrio de La Viña, la zona más dañada por los seísmos, donde, según explica a Efe su director, Pedro Ayala, decenas de padres se han acercado para informarse “sobre el día a día en esta situación extraordinaria”, aunque la mayoría ha abandonado el barrio.
Algunos comerciantes, sobre todo los del centro de la ciudad, empezaban a las nueve de la mañana a abrir sus locales. Es el caso de Domingo, que regenta una tienda de pinturas y que este lunes se afanaba en recoger botellas de esmalte y cubos de pintura, desparramados por el suelo, junto a estanterías y demás mobiliario.
“Esto es lo que me da de comer y pasarán entre dos o tres meses hasta que pueda volver a abrir la tienda”, se lamentaba Domingo con gesto desesperado, porque “está todo reventado y no se sabe cuándo se hará el peritaje para evaluar los daños”.
El 20% de los 300 establecimientos de hostelería de Lorca continúan cerrados por circunstancias diversas debidas a los terremotos, como destrozos en locales, pérdida de género o no poder pagar a los proveedores, aunque ya se ha empezado a restablecer el gas.
Los establecimientos más concurridos de la ciudad eran los puntos de información municipal para damnificados y las oficinas de las compañías aseguradoras.