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Escrito en el metro

Adaptarse o sucumbir

Los informes publicados en estos días sobre el cambio climático son contundentes, no hay marcha atrás

Publicado: 13/09/2021 ·
15:44
· Actualizado: 13/09/2021 · 15:44
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  • Imagen de ELG21 en Pixabay
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

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Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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  • Ya sólo cabe adaptarnos, desde nuestra indumentaria o nuestra alimentación hasta nuestras casas y, en especial, nuestras ciudades

En el Jardín había una reunión algo inusual. Un gorrión, una musaraña y un murciélago conversaban acerca de cómo afrontaban el cambio climático. Coincidían en que había que reinventarse para poder sobrevivir a los veranos cada vez más calurosos. El pajarillo contaba que para él lo mejor estaba siendo aumentar el tamaño de su pico, la musaraña había alargado su rabo y sus patas y el murciélago había apostado por aumentar el tamaño de sus orejas. Como se ha descubierto han forjado estas innovacionespara refrigerar sus cada vez más pequeños cuerpos. Se volvieron hacia mí y me preguntaron: ¿y vosotros qué vais a hacer?

Estoy convencido de la irreversibilidad del cambio, entre otras razones porque en el mundo occidental rehusamos cambiar de modo de vida

Los informes publicados en estos días sobre el cambio climático son contundentes, no hay marcha atrás. Lo ratifican los huracanes inusuales, lluvias de extrema intensidad o pertinaces sequías, que podemos ver en directo. Hoy mismo las doscientas revistas científicas más prestigiosas del mundo han lanzado una editorial conjunta haciendo hincapié en la gravedad del momento y en sus consecuencias inmediatas para la naturaleza y la humanidad. Estoy convencido de la irreversibilidad del cambio, entre otras razones porque en el mundo occidental rehusamos cambiar de modo de vida. Pero lo más preocupante es que no estamos en condiciones de exigir a los países en vías desarrollo que carguen con el esfuerzo de no alcanzar unas cotas de bienestar con las que nos hemos pavoneado a costa de sus recursos. En suma, no podemos exigirles que ellos continúen haciendo sacrificios para los más beneficiados.

Ya sólo cabe adaptarnos, desde nuestra indumentaria o nuestra alimentación hasta nuestras casas y, en especial, nuestras ciudades. Parafraseando a Darwin estamos en condiciones de afirmar que las ciudades que sobrevivirán no serán las más fuertes, ni las más veloces, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adapten mejor y más rápidamente a este cambio climático.

Siguiendo a Benedetti, a pesar de que a estas alturas sea casi imposible reinventarse, es esencial hacerlo, ya que la incapacidad de adaptación demostraría un grado de ignorancia mayor que el de aquellos otros seres vivos. Aquella terna de animalillos ya lo han hecho, y nosotros mientras tanto viéndolas venir.

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