Cuando contó en casa sus intenciones, nadie se echó las manos a la cabeza. Y es que en 1976 el malagueño Paco Vega pasó 15 días en huelga de hambre, retenido por la policía “por repartir propaganda sindicalista en la calle” cuando Comisiones Obreras era aún clandestina. Ahora, con 64 años y más experiencia vital a su espalda, no ha dudado en repetir la gesta, esta vez, para reivindicar que Andalucía ponga en marcha la renta social básica que garantice la dignidad de las personas, tal y como hace una década esgrimió por primera vez el estatuto de autonomía. Este viernes sumará su tercer día sin nada en el estómago, pero con el respaldo familiar, y el convencimiento de su causa.
“Espero que a la Junta se les caiga la venda de los ojos ya y vean la realidad de los que buscan en la basura o hacen cola en los comedores sociales”, relata indignado este malagueño, ya jubilado, que ha dedicado su vida al trabajo social y ahora encabeza el colectivo ciudadano Renta Básica en Málaga. De ahí, quizás, que Vega sufra con más empatía con las estadísticas que sitúan a nuestra tierra a la cola de los indicadores de pobreza europea.
“No es falta de presupuesto, sino de voluntad”, denuncia, “no estamos hablando de caridad, sino de dignidad en algo que no es un tema que atañe solo al Partido Socialista que lleva 35 años gobernando como muchos pueden pensar, sino todo al arco parlamentario que lo aprobó en su día, con Partido Popular e Izquierda Unida”. Quizás la Renta Básica se ha puesto más de moda desde la irrupción de Podemos, que abanderó la causa en su programa electoral, pero la idea lleva mucho rondando.
Expertos como Daniel Raventós, Doctor en Ciencias Económicas y Presidente de la Red Renta Básica, que hace unos días debatió sobre ello en una facultad de Málaga, se muestran convencidos desde hace mucho de que puede ser una realidad. Como en Málaga, otros muchos puntos de España también trabajan por implantar la renta básica recogiendo firmas a través de Iniciativas Legislativas Populares.