El actor Carlo Costanzia, primogénito de la modelo y empresaria Mar Flores, ha sido condenado a 21 meses de prisión por un delito continuado de estafa relacionado con la compraventa de vehículos de lujo.
La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado al joven, que tiene 30 años y es también hijo del aristócrata italiano Carlo Costanzia, y a un colaborador, Roberto B., a un año y nueve meses de cárcel y al pago de una multa de cinco meses, a razón de seis euros diarios, por estos hechos.
Ambos, además, deberán indemnizar con más de 90.000 euros a las cinco víctimas de estas estafas en concepto de responsabilidad civil.
Los hechos, que ha investigado la Policía Nacional de Fuengirola (Málaga), se remontan a 2019, cuando los dos acusados, "de común acuerdo guiados por el ánimo de beneficio fingiendo solvencia", urdieron un plan consistente en captar clientes para venderles coches de alta gama que en ningún caso se materializaron, ya que jamás llegaron a adquirirlos.
Para ello, Carlo Costanzia, que ha actuado en series como "Toy Boy" y que tiene antecedentes por delitos de distinta naturaleza, creó la sociedad CCR Luxury Rent a Car 2020, de la que era administrador en solitario, así como único titular y apoderado de la cuenta bancaria.
El objeto social de dicha sociedad era la compraventa, importación, exportación, fabricación y alquiler de vehículos, según consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso EFE este miércoles.
Roberto B. era colaborador de dicha sociedad, aunque no pertenecía a la misma, y se encargaba de localizar clientes y vehículos para ofrecerlos ficticiamente a los interesados en ellos.
Los acusados solicitaban dinero por adelantado a los perjudicados, principalmente en metálico, y hacían que creyeran que tales anticipos eran necesarios para la adquisición en el extranjero de los vehículos de alta gama.
Sin embargo, los acusados destinaron este dinero a una finalidad distinta a la pactada, ya que los perjudicados jamás llegaron a recibir los vehículos encargados.
Una de las perjudicadas, Eva F., entregó 15.000 euros para la compra de un Audi Modelo Q8 50 TDI por un precio de 82.106 euros, mientras que Shawn P. realizó una transferencia bancaria por importe de 10.000 euros para adquirir un Laborgini Gallardo valorado en 79.900 euros.
Ninguno de los dos recibió el coche, al igual que los otros tres denunciantes.
En todos los casos, los acusados ponían excusas a los afectados consistentes en que dichos vehículos se encontraban retenidos en aduanas o por algún problema con Hacienda, llegando incluso a enviarles fotocopias con las que intentaban hacer ver que habían realizado la devolución del dinero abonado.
Los acusados han consignado judicialmente 101.675 euros para satisfacer la responsabilidad civil y el pago de las costas.
La sentencia es firme, dado que los procesados se han conformado con los escritos acusatorios del fiscal y la acusación particular.