El Área de Turismo del Ayuntamiento de Málaga y la Asociación Málaga Hostelería (Mahos) mantenían este miércoles una reunión para seguir impulsando la promoción de la ciudad como destino turístico y establecer sinergias con el mundo hostelero. Tras la misma, se volvía a pedir que no se demonizaran las polémicas despedidas de solteros que, en ocasiones, llenan de ruidos y desmadre mal entendido,las calles el centro.
Ambas partes incidieron en que “se rechazan aquellos comportamientos que puedan dañar la imagen tanto de la ciudad como del sector hostelero al tiempo que puedan generar incidencias y quejas tanto de vecinos como de visitantes y clientes”y ha puesto sobre la mesa que “no se trata de generalizar ni de demonizar este concepto, sino de trabajar para evitar que haya comportamientos ocasionales que no respeten las normas de convivencia y provoquen molestias a la ciudadanía”.
En este punto, han recordado que ya hay establecimientos hosteleros que desde hace tiempo implementan medidas como limitar el acceso a aquellos grupos que actúan de forma indecorosa e incívica y que se continúa trabajando en esa línea en el sector hostelero de la ciudad y de que la Policía Local refuerza su presencia tanto en el centro como en los distritos costeros con los diferentes planes que se ponen en marcha para las distintas temporadas turísticas.
Poca cosa
Para el colectivo vecinal, sin embargo, la realidad es otra y lo acordado en la citada reunión no aporta nada. Así, según declaró a Viva Málaga Carlos Carrera, presidente de la Asociación Centro Antiguo, “me parece que es una mera declaración de intenciones porque prácticamente está vacia de contenidos, nos especifica medida real alguna ni análisis de las causas y el problema estructural de fondo en estos fenómenos”.
Sobre el derecho de admisión por establecimientos dijo que se escuchó hace cinco años, pero no aporta nada nuevo, ya que “no han remitido, sino que han aumentado”. Sobre que hay más presencia policial recordó que ya hay normativa de ruido, sobre cantar en la vía publica, gritar, el uso de megáfonos pero sigue ocurriendo, por lo que califica lo acordado de “brindis al sol”.
Además, considera que no se ahonda en las causas de “porqué tenemos este turismo Magaluf en Málaga (en referencia al de baja calidad de esa zona de Mallorca)”. Y es que considera que benignidad de clima hay en muchos destinos y no todos soportan este turismo salvaje; consideran que se dan las condiciones para ello porque “proliferan sin control las viviendas turísticas y tienen donde quedarse, allí empiezan y terminan las fiestas” en edificios con pisos de vecinos.
Recuerda, eso sí, que se posicionan solo contra las despedidas de soltero salvajes, con comportamientos incívicos, sin generalizar, porque las ‘normales’ dejan recursos económicos “como cualquier otro grupo”.
Sobre si estas despedidas acabarán el juzgado dice que hay que ver como evoluciona esto, porque la sentencia por ruido en Plaza Mitjana “marca un punto de inflexión y cada vez hay más vecinos conscientes que para hacer valer sus derechos hay que recurrir a la vía judicial, porque el ayuntamiento, encargado de cumplir la ley no lo hace”.
Cansados de ser los pitufos gruñones
¿Son los vecinos de la zona centro de la capital los malos de la película por estar siempre quejándose? Carrera deja claro que “no, no somos los malos, no somos los pitufos gruñones, como nos quieren hacer”.
La realidad es otra: “Nos gusta tanto el centro que vivimos en él”, pero sobre todo, “nos hace daño que la ciudad se está degradando y participamos en el debate público desde el cariño a la ciudad”, porque considera que “no defendemos solo a los vecinos, porque es algo que nos afecta a todos, a la ciudad en general, porque el centro histórico es el salón de las visitas, nuestra tarjeta de presentación”, pero, que “se lo están robando” no solo a los vecinos, sino a los malagueños en general, que en muchas ocasiones, cada vez más, dicen que no van a la zona a partir de ciertas horas por la saturación de gente y por el mal ambiente que se vive en ciertas zonas con locales de ocio. Así las cosas, según Carrera, ellos son la voz discordante y crítica, si se quiere llamar así, pero tiene claro que “el problema existe”.