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Martes 16/04/2024
 

La Taberna de los Sabios

La capital de la república de la lengua española

Cada día se lee un poco más y, además, los libros que más se venden son los infantiles y juveniles, abono fértil para los lectores del mañana

Publicado: 04/12/2019 ·
09:31
· Actualizado: 04/12/2019 · 09:31
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Autor

Manuel Pimentel

El autor del blog, Manuel Pimentel, es editor y escritor. Ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales

La Taberna de los Sabios

En tiempos de vértigo, los sabios de la taberna apuran su copa porque saben que pese a todo, merece la pena vivir

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La lengua española goza de gran salud y pujanza. Y así se aprecia y se vive en la FIL, la Feria Internacional del Libro, que durante estos días se celebra en Guadalajara, México. La capital de Jalisco – la del tequila, rancheras y mariachis – se convierte por unos días en la capital de la segunda lengua más importante y hablada en el mundo, el español. Libreros, bibliotecarios, editores, traductores, ilustradores, distribuidores, autores, agencias literarias y lectores, sobre todo muchos lectores, se encuentran en esta fiesta que tiene al libro en español como centro. Y bien decimos fiesta, porque asisten cientos de miles de personas, con alegría e ilusión reflejada en sus rostros, deseosas de adquirir el libro de buscaban o conocer a la escritora que admiran. Es increíble el número de visitantes que recibe, máxime cuando se tiene que pagar una pequeña entrada. ¿Qué ocurriría si en nuestras ferias del libro exigiéramos el pago por visitarla? La FIL, además de un potente faro cultural, es un formidable espectáculo, con miles de metros cuadrados repletos de libros y lectores ansiosos por encontrarse los unos a los otros.

Guadalajara obtuvo un enorme éxito al conseguir convertirse en el epicentro del libro en nuestra lengua. Podría hacer sido Buenos Aires, Barcelona o Madrid, pero, al final, la más inteligente de las apuestas se quedó en México. Bienvenida sea su esfuerzo y compromiso por el libro en español, embajador cierto para todos los países que conformamos el espacio hispanohablante. Los libros en español, sean escritos por chilenos o argentinos, mexicanos o españoles, cubanos o peruanos, guatemaltecos o uruguayos, son súbditos de la república de la lengua española. Sus textos originales no conocen otra frontera que la de la lengua que entre todos conformamos, un tesoro excepcional que debemos cuidar y fomentar. Cualquier editor en español debe optar por distribuir sus libros por todo el espacio hispanohablante, EEUU incluido, que tantas alegrías, por cierto, nos está dando últimamente.

El sector editorial es, al tiempo, tradición y vanguardia. Los audiolibros – esto es, libros leídos e interpretados por actores que pueden ser escuchados – parece que han arrancado con fuerza. Empresas como Audible o Storytel ofrecen ya un nutrido catálogo de textos, que enriquecen con celeridad. El libro electrónico o e-book parece estabilizado. Ni ha sustituido al libro de papel, como algunos catastrofistas predijeron, ni, tampoco,sufre una crisis tan severa como otros vocean. Supone un 5% de las ventas de los editores y es una opción razonable para los que prefieran leer en la pantalla de un lector digital. La mayoría, no obstante, y, sobre todo los jóvenes, prefieren seguir leyendo sobre el papel ancestral. Quién nos iba a decir que un sector tan aparentemente maduro como el editorial gozaría, a estas alturas, de razonable salud, como hemos podido apreciar estos días en Guadalajara.

Sea escuchado o leído, en papel o pantalla, lo cierto es que el libro tiene futuro. A pesar de lo que se cree, cada día se lee un poco más y, además, los libros que más se venden son los infantiles y juveniles, abono fértil para los lectores del mañana. Necesitamos historias que nos asombren, nos enamoren, nos enseñen, nos animen, nos cuiden. Y las seguiremos encontrando en esos libros que nos aguardan pacientes. La FIL de Guadalajara, con India como país invitado este 2019, supone el mejor espejo para ver reflejada la potencia y la belleza de los libros y de la lengua que habitamos, sin que, en muchas ocasiones, seamos conscientes de ello. ¡Viva el libro en español!

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