Comenzaba la XLVIII edición de la Fiesta de La Bulería, alrededor de las 22.10 de la noche, con un aforo que superaba más del millar y medio de personas (zona de sillas completa y dos de las tres gradas casi completas). El lugar idóneo, no solo por la maravilla del emplazamiento, sino también porque invitaba a un ambiente más recogido y cercano, aportando más calor e integrando al público en la actuación de los artistas. La organización de diez sobre todo por la separación de la zona de Servicios y Bar a las afueras del Alcázar, evitando en gran medida el murmullo y el ruido que impiden ,como bien se dice en los ambientes flamencos, “saber escuchar”.
Pepe Marín comandó la presentación del evento dando pasó a la artista que abriría el cartel, Lole Montoya, con José Acedo a la guitarra. Iniciaba su andadura con bulerías,a su estilo, pausadas con letras como “Érase una vez una mariposa blanca”, continuando con un tema de García Lorca (La lola canta saeta/ los toreritos la rodean). Seguidamente subió al escenario Paco Vega, a la percusión, para realizar unos tangos con aires morunos compuestos por José Acedo titulados “Tangos al silencio”. Posteriormente con unas bulerías tituladas “Romero Verde”, que dedicó a la memoria de su expareja artística y sentimental Manuel Molina, para seguir con unas alegrías y unas bulerías lentas tituladas “Dime” que fueron sublimes, con una voz nítida, afinada y dulce que consiguió crear un ambiente de magia. Culminaría su actuación con unas bulerías más festeras, tituladas “Verde Aceituna”, dedicadas a la memoria de Moraito, ya que las interpretaba con él.
Tras un breve descanso Pepe Marín daría paso al cuadro flamenco “Arte Añejo” desde Santiago a la Plazuela, con el cante de Chico Pacote, Francisco Ruiz Méndez (padre de Jesús Méndez) Lorenzo Gálvez Ripoll y Alfonso Carpio “Mijita Pare”, con las sonantas de Domingo Rubichi y Periquín Niño Jero, el baile de tía Rosario “La Majuma” y “Manuela la Pastilla” y las palmas de “El Cabero” y “El Chusco”. Toda la actuación fue por bulerías recordando el cante puro y rancio, ya lastimosamente en decadencia en favor de los cuplés y letras de canciones metidas por bulería. Comenzó Ripol y le bailó La Majuma (que dio todo lo que tenía), siguió Méndez y le bailó el Cabero, recordando aquellos Viernes Flamencos de antaño que a bien tiene Pepe Marín recuperar hoy en la emisora municipal. Cantó Chico Pacote y le bailó La Pastilla, para continuar al cante El Mijita, subiendo al escenario a bailar El Zorri, más gracioso que la mar. Cantó Ripoll bailando La Majuma y La Pastilla y terminó Paco Ruiz Méndez y Chico Pacote bailando en casi tres cuartos sobre el escenario. Es cierto que era la Fiesta de la Bulería pero se echó en falta algún que otro cante por soleá, seguiriya, bulería por soleá o fandango.
El espectáculo seguía y tocaba el turno de escuchar a Remedios Amaya que hizo unos tangos algo extensos, comenzando con letrillas de Luis de la Pica (Te quiero y me moriré queriéndote) y la gente se vino arriba. Sin duda fue del gusto de los asistestes que no echó en falta otro tipo de cante. Se acordó mucho de Juan Moneo, de Moraito, de Manuel Molina y luego realizó unas bulerías recordando a Camarón.
Finalizó la edición con la magistral actuación, llena de jondura, maestría y sabor por los cuatro costaos de Jerez, de Manuela Carpio que se rodeó de un cuadro de voces, sobrado de sapiencia , profesionalidad , pellizco y oficio, con El Kini, Juanillorro, El Lavi y Enrique El Extremeño. Comenzaron cantando al golpe sentados en una mesa que presidía Manuela Carpio, acompañados a la guitarra por Juan Diego Mateo. Tras una primera ronda de cantes, Manuela, vestida cual torero, se pegó un taconeo y sacó uno a uno a los componentes de su cuadro para que le cantasen por bulerías (Kini, Juanillorro, Lavi y Extremeño, ese es el orden que siguió). Tras este arranque por bulerías Manuela se marcó un pedazo de soleá (embutida en un traje de terciopelo rojo) con el compás de sus cantaores. Tras esto, otra ronda de bulerías sentados en la mesa, comenzando unos sobresalientes Juanillorro y Kini y Lavi que arañó el alma con su cante y El Extremeño, genial también. Tercer cambio de vestuario para irse por bulerías y finalmente cantó Juanillorro y le bailó su hermano, derrochando gracia y arte, finalizando una pataíta junto a su prima Manuela.
Alrededor de las dos de la mañana subieron todos los artistas al escenario para culminar el espectáculo con un fin de fiesta, más bien corto, en el que adquirieron protagonismo Mijita Pare, Chico Pacote, Kini con su baile y Manuela Carpio bailando al cante de Remedios Amaya.
Una Fiesta en la que el público se mostró frío, ya que se echó mucho en falta un olé o un vamos allá. Eso sí, escuchar se escuchó, y muy bien. Un silencio absoluto. Público foráneo y muy poquito de Jerez y muy pocos aficionados. Ellos se lo perdieron. Pero, en definitiva, una Fiestaque no se eternizó, que tuvo sus momentos importantes, sobre todo en la actuación de Manuela Carpio, y que ha encontrado su sitio ideal.
Jerez
Manuela Carpio llevó el sabor de Jerez a las tablas
Con “Dime” Lole creó un ambiente de magia, Remedios Amaya se gustó en tangos y De La Plazuela a Santiago dejaron el regusto de lo puro
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