La alcaldesa, María José García-Pelayo, no parece demasiado dispuesta a que la construcción de una terminal de autobuses en la plaza Esteve termine generando un conflicto ciudadano de imprevisibles consecuencias.
Sin ir más lejos, ayer dejó claro que el Ayuntamiento no va a generar “un problema” donde ahora no lo hay, dejando entrever que el derribo del antiguo edificio del Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA) y posterior construcción de la terminal de autobuses sólo se llevará a efecto si previamente se cierra un amplio consenso alrededor del proyecto.
En declaraciones a Canal Sur Radio, García-Pelayo avanzó que existe intención de que en el transcurso de esta misma semana el delegado municipal de Urbanismo y Movilidad, Agustín Muñoz, se reúna con algunos colectivos que han expresado ya su rechazo al desarrollo de esta iniciativa.
En el lado opuesto de esta balanza se encuentran los comerciantes del Mercado Central de Abastos, que serían los principales favorecidos de la construcción de esa terminal de autobuses. García-Pelayo dejó claro que con independencia de que se ejecuten o no estas obras -con cargo a los fondos Feder de la Unión Europea (UE)- el Ayuntamiento tiene intención de desarrollar diversas actuaciones de mejora en el edificio con la idea de responder a la demanda de los propios comerciantes. Según la alcaldesa, el proyecto también cuenta con el apoyo de los vendedores ambulantes de Parada y Barreto.
Accesibilidad al centro urbano
La terminal de autobuses tiene como objetivo acercar el mayor número de vehículos de transporte público al centro urbano, algo que han venido demandando históricamente los comerciantes.
Con fondos de la Unión Europea
El proyecto se ejecutaría en base a un convenio con la Zona Franca y aprovechándose de los fondos Feder que ofrece la Unión Europea (UE), por lo que no tendría coste para el Ayuntamiento.