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Miércoles 26/03/2025
 
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A(Em)prendiendo

Permanencia

Se necesita tiempo para conocer a las personas y las tareas, para ganar confianza en uno mismo e inspirarla en los demás

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Entre los principios que propuso Fayol en 1916 para aprender a dirigir está la estabilidad del personal, ya que hace falta tiempo para que cualquier persona se haga a un nuevo empleo y pueda desempeñarlo bien, siempre que tenga los conocimientos y habilidades necesarias para ese puesto. Se necesita tiempo para conocer a las personas y las tareas, para ganar confianza en uno mismo e inspirarla en los demás.

Igual pasa en el fútbol con los entrenadores. Los que llevan tiempo conocen al equipo, pero los competidores también les conocen, y aprenden cómo jugar contra ellos si siempre hacen lo mismo. Mientras los resultados acompañan no se les cuestiona, pero basta encadenar varias derrotas para que la afición pida cambios. Un nuevo entrenador necesita tiempo para conocer bien a los integrantes del equipo, y que los jugadores puedan asimilar el estilo de juego que quiere que desarrollen. No es lo mismo ver desde fuera los partidos que estar dentro del equipo. No se trata solo de dar instrucciones y esperar que todo funcione como si fuera una máquina programable. Si los jugadores no aceptan al entrenador es cuestión de tiempo que acabe siendo sustituido.

Desde una perspectiva sistémica, introducir un jefe en un equipo supone tener que gestionar las interdependencias de modo diferente. Si el jefe procede de los que antes eran subordinados conocerá mejor al equipo, tendrá más difícil ser aceptado por algunos miembros que cuestionen su elección y autoridad, y será aplaudido por quienes crean que saldrán beneficiados. Si procede de fuera, su competencia técnica y habilidades reflexivas y de comunicación deberán compensar el menor conocimiento del equipo y los posibles rechazos. El “sistema inmunológico” de la organización atacará todo elemento que considere extraño o ajeno. En todo caso, los que le apoyen querrán darle tiempo antes de esperar resultados, y sus detractores pedirán rápidamente mejoras significativas que quizás no exigieron a su predecesor.

En el ámbito empresarial se exigen resultados para ocupar o mantenerse en un puesto. En otros ámbitos hay personas que acceden y se mantienen mucho tiempo en los cargos, sin que obtengan resultados y sin que se piense en sustituirlas. Decía también Fayol que es preferible un directivo mediocre que permanece a tener buenos directivos que pueden llegar e irse. Como en casi todo, es una cuestión de equilibrio. La estabilidad en el puesto es deseable, pero cuando no produce resultados es hora de reinventarse o de pensar en un relevo, aunque a veces se salta del fuego para caer en las brasas.

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