Una investigación liderada por la Universidad de Granada (UGR) y la Universidad de Huelva (UHU) ha demostrado "la contaminación que existe en la Ría de Huelva debido a la intensa actividad industrial" que se produjo entre los años 1968 y 2010.
El estudio, desarrollado por Euvgenia Maria Papaslioti en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra y en el que también participan investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha dado lugar a la tesis doctoral titulada 'Implicaciones ambientales de la balsa de fosfoyesos en el Estuario de Huelva: procesos de meteorización y movilidad de contaminantes', defendida recientemente en la Escuela Internacional de Posgrado (EIP) de la UGR. La tesis fue dirigida por los investigadores Annika Parviainen (UGR) y Rafael Pérez-López (UHU).
Según ha informado la UGR, los fosfoyesos --principalmente formados por yeso-- son residuos altamente ácidos producidos por la industria de fertilizantes. Se consideran "un riesgo potencial importante para el medioambiente", ya que contienen "altas concentraciones de contaminantes y muchos reactivos químicos peligrosos".
Una gran balsa de fosfoyesos está situada cerca de la costa atlántica junto a la ciudad de Huelva, en el estuario que forma la confluencia de los ríos Odiel y Tinto. Esta pila ha almacenado residuos durante más de 40 años de actividad industrial (de 1968 a 2010).
AGUAS SUBTERRÁNEAS "CONTAMINADAS"
La balsa de fosfoyesos contiene "aguas subterráneas altamente contaminadas que fluyen alcanzando el borde de la balsa y formando flujos llamados salidas de bordes, que son fugas ácidas que contaminan continuamente el estuario", han indicado desde la universidad granadina.
Otra fuente de contaminación --tal y como se desprende del estudio-- es el agua almacenada en la superficie de la balsa, conocida como agua de proceso, que se usó para transportar el fosfoyeso desde la fábrica hasta la balsa. Antes de 1997, dicho circuito estaba abierto y aproximadamente un 20 por ciento del fosfoyeso se vertía directamente al estuario.
La empresa responsable ha llevado a cabo restauraciones preliminares en algunas zonas de la balsa ocultando el fosfoyeso con cubiertas de tierra vegetal, medidas que "se antojan insuficientes", indican desde la Universidad. Este estudio señala la "ineficacia" de las restauraciones actuales y la necesidad de un enfoque de remediación "diferente", ya que, de lo contrario, los vertidos de fosfoyesos "continuarán descargando y contaminando el estuario y eventualmente el Océano Atlántico", ha aseverado la misma fuente.
El agua del estuario accede a la balsa de fosfoyeso en profundidad y posteriormente retorna al estuario ácida y contaminada. Por tanto, como parte de la tesis doctoral, se estudió el comportamiento de los contaminantes simulando la mezcla agua de mar con los lixiviados de fosfoyesos.
Contaminantes tóxicos como cobre, zinc, arsénico, cadmio y antimonio finalmente terminan en el Océano Atlántico "contribuyendo significativamente" a las cantidades totales de metales y "amenazando" las condiciones ambientales del litoral, mientras que otros elementos como aluminio, hierro, cromo, plomo y uranio precipitan en el fondo del estuario.