El informe elaborado por los antropólogos forenses de la Universidad Computense de Madrid (UCM) en colaboración con el Instituto Nacional de Toxicología, a petición del juez instructor del caso de la desaparición de los niños José y Ruth, constata que los restos óseos recogidos en la finca de las Quemadillas, en Córdoba, son "inequívocamente humanos" y pertenecen a dos menores.
Según las principales conclusiones de este cuarto informe, no hay datos para identificar el sexo de ninguno de los dos individuos ni las causas de su fallecimiento. Además, los restos están tan deteriorados que, a juicio de los expertos, será muy difícil identificar su ADN.
El resultado del informe fue presentado este jueves en Madrid, una vez levantado el secreto sumarial, por el profesor Bernardo Perea Pérez, director de la Escuela de Medicina Legal y Forense de la Universidad Complutense (UCM) y experto en odontología forense; el profesor Enrique Dorado, responsable del Laboratorio de Antropología del Instituto Anatómico Forense; y el profesor José Antonio Sánchez, director del Museo de Antropología Forense de la UCM y experto en antropología forense.
El profesor Perea ha informado de que se han distinguido huesos, fragmentos óseos y restos dentales -la mayoría de ellos pertenecientes a la dentición definitiva-- que son "inequívocamente humanos", mientras que otros, por el grado de destrucción que presentan, no permiten determinar su origen humano o animal pero entre los restos hallados no hay "ninguno con características propias de ningún animal".
Los restos humanos corresponden a dos personas y sus características morfológicas permiten atribuir parte de ellos a un menor de en torno a seis años de edad. Otros pertenecen a otro individuo de unos dos años de edad que, por su mayor fragilidad, presentan un estado de conservación aún peor.
Los expertos han subrayado que no hay datos para identificar el sexo de ninguno de los dos y que tampoco hay elementos que permitan establecer ninguna hipótesis sobre las circunstancias de la muerte o si ésta se produjo antes o después de la cremación.
Además, los expertos entienden que, por la temperatura que han alcanzado los huesos en el fuego en el que fueron quemados -unos 600 grados centígrados o más-- va a ser "improbable" que se pueda obtener material para realizar estudios identificativos del ADN, aunque han señalado que será el juez el que, en su caso, ordene nuevas investigaciones con otras técnicas más avanzadas.
Los profesores dedicaron en un principio unas cinco horas para determinar que los restos son humanos y no animales, sin necesidad de recurrir a técnicas microscópicas y solo con el conocimiento y análisis de la anatomía humana y las diferencias con la morfología animal. El análisis se prolongó después para, como solicitó el juez instructor, corroborar o no el informe realizado por el forense de la Universidad del País Vasco Francisco Etxeberría. Las conclusiones de los expertos de la UCM no contienen ningún dato que varíe ninguna de las de Etxeberría.
Para elaborar su informe, los expertos examinaron las mismas muestras analizadas por todos los expertos, que han estado custodiadas en el Instituto Nacional de Toxicología.