En 1988, el famoso director
Steven Spielberg comenzaba la búsqueda de localizaciones para grabar la tercera entrega de su exitosa saga Indiana Jones. En su búsqueda, consideró varias ciudades de España, país que consideraba
"el mejor escenario de Hollywood".
El estadounidense quedó fascinado por la
Alhambra de Granada y rápidamente, la productora Lucasfilm (propiedad de George Lucas), escribió al Patronato de la Alhambra y el Generalife para solicitar los permisos pertinenetes para utilizar espacios como el Patio de Los Leones y los Jardines del Partal para el rodaje, que se llevaría a cabo a partir del 2 de mayo de ese mismo año.
La productora estaba dispuesta a pagar
900.000 pesetas diarias por cerrar al público el monumento durante los días de rodaje, sin embargo finalmente no se llegó a un acuerdo. Desde el equipo de Spielberg argumentaron que el espacio era "demasiado conocido visualmente como para poder usarlo como ubicación en otro lugar", además, la afluencia de turistas "podría dificultar y retrasar el rodaje de la película".
Finalmente se decantaron por Almería.
A pesar de no escoger la Alhambra para rodar, Granada tuvo su impronta en 'Indiana Jones y la última cruzada' con la estación de trenes de
Guadix, que el director convirtió en mercado turco.