Javier Martínez ha presentado al Papa Francisco su renuncia al ejercicio el ministerio episcopal como arzobispo de Granada, coincidiendo con el cumplimiento de sus 75 años, según ha informado este lunes el Arzobispado, que ha indicado que el prelado ha pedido perdón por los "pecados" que haya podido cometer.
Cuando el Papa acepte esa renuncia, automáticamente Martínez pasará a ser arzobispo emérito de Granada y José María Gil Tamayo, hasta ese momento arzobispo coadjutor, pasará a ser el arzobispo de la diócesis "de pleno derecho".
"En los casi tres meses que lleva con nosotros, ya ha dado testimonio vivo de su entrega pastoral y de su disponibilidad plena a esta querida diócesis de Granada", ha indicado el arzobispo saliente, quien ha considerado "un privilegio" haber servido todos estos años.
También ha agradecido las ayudas a su ministerio, especialmente de tantos presbíteros y personas consagradas, así como de fieles cristianos laicos que han entregado su vida.
Finalmente, ha pedido perdón por los pecados que haya podido cometer en estos años de ministerio, y se ha reafirmado en su amor a la Iglesia católica.
Martínez se convirtió en 2008 en el primer prelado que se sentaba en el banquillo de los acusados para responder de los delitos que le atribuyó un sacerdote, en un caso que suscitó entonces un gran interés social y mediático.
Aunque inicialmente fue condenado a una multa por coacciones e injurias, finalmente fue absuelto por la Audiencia de Granada.