Huelva figura en letras grandes en las páginas del narcotráfico. Es a través de su costa, junto con la de Cádiz y otras provincias andaluzas, por donde entra la mayor parte del hachís que se consume en Europa. Por ello, la vigilancia de sus aguas es una labor vital para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y para la Unidad de Vigilancia Aduanera, perteneciente a Hacienda y que en un segundo plano mediático trabaja día a día para que el desembarco de hachís en las playas de Huelva se convierta en una misión imposible.
Carlos Rodríguez es el jefe de la Unidad Combinada de Vigilancia Aduanera de Huelva, y en una entrevista concedida a Viva Huelva, explica cuáles son las diferentes vías marítimas por las que se introduce el hachís en Huelva.
Las embarcaciones que se utilizan para el transporte de hachís son de tres tipos: la mayoría son deportivas, de entre 7,5 a 15 metros, y en muchos casos se trata de veleros; otra opción son las embarcaciones semirrígidas (de goma), con dimensiones de hasta 12 metros y dos o tres motores; y la tercera opción son barcos pesqueros, que no se dedican en exclusiva a estas labores pero que, debido a la crisis, se ha incrementado su presencia en este tipo de actividades delictivas.
El viaje desde Huelva tiene un único destino, Larache, ciudad portuaria localizada en el noroeste de Marruecos y donde se produce el intercambio del hachís. Rodríguez explica que el hachís se produce en la zona de montañas de Larache, pero después se baja hasta el río Lucus, repleto de pequeños pantalanes donde se carga el hachís en las embarcaciones.
La ruta de ida es sencilla: descenso desde Huelva al Estrecho de Gibraltar, y desde allí hasta Larache, que está a unos 85 kilómetros de Tánger y a 105 de Tetuán, situada en el litoral atlántico, en la margen izquierda del estuario del río Lucus.
En cambio, para la vuelta hay tres alternativas. En el caso de las embarcaciones de goma, utilizan la ruta directa, desde Larache a Huelva, sin bordear la costa. El motivo, “no pueden intentar pasar desapercibidos, ya que la carga está visible, así que optan por el camino más corto”. En cambio, las otras dos embarcaciones emplean dos alternativas: la misma ruta de ida pero a la inversa, o subir hasta Portugal y de ahí hasta Huelva, para intentar despistar a las unidades especializadas en los delitos contra el narcotráfico y simular una ruta desde Portugal.
Es en verano cuando el transporte de hachís a Huelva se multiplica, y tiene un por qué. “La zona del Golfo de Cádiz y el sur de Portugal tiene un tráfico diario de 700 u 800 embarcaciones deportivas en verano, así que es muy fácil pasar desapercibido, y tampoco podemos inspeccionar todas las embarcaciones”, explica Rodríguez.
Una última opción es recoger la mercancía en alta mar, donde es transportada por los contactos marroquíes, y allí la recogen las bandas onubenses.
Las collas de descarga
La Fiscalía Antidroga de Huelva explica en su memoria de 2011, a la que este periódico ha tenido acceso, la forma de actuar que los grupos organizados en materia de tráfico de drogas, prioritariamente hachís, tienen en la provincia onubense. Lo hacen mediante las llamadas collas de descarga, que funcionan como “auténticas empresas de servicios” y se componen de individuos residentes en la zona y que son grandes conocedores de la costa. “Estas personas, que podríamos llamar jefes u organizadores, atendiendo a la terminología del Código Penal, se ocupan de dotar de medios personales y materiales a la misma, financian toda la operación, pagando escalonadamente a los miembros de la colla de descarga, y afrontan el gasto de compra de las embarcaciones y motores -cada vez más potentes-, del combustible, de los GPS y de los numerosos terminales de teléfono móvil que emplean todos los miembros de la colla con la finalidad de dificultar el trabajo policial”, explica la Fiscalía.
Estos jefes u organizadores establecen contacto con los suministradores de la droga en Marruecos, quienes “solo pretenden darle entrada hasta Huelva con la finalidad de que posteriormente sea recuperada por el comprador y trasladada hacia el norte de Europa, incrementándose el precio de la misma según va alejándose del punto de introducción en la península, pues ya se multiplica por diez solo de Marruecos a España”.
A estas personas únicamente tienen acceso unos pocos miembros de la colla de descarga, personas de su confianza, quienes a su vez se ocupan de contactar con las personas encargadas de conseguir las coordenadas del alijo y de contratar a los pilotos de la embarcación (que deben recoger la droga en alta mar, pues hasta allí es desplazada por el suministrador desde Marruecos), a los encargados de llevar a cabo la descarga en la costa, a quienes han de efectuar labores de vigilancia y contravigilancia, a quienes deben llevar a cabo la sustracción de los vehículos y matrículas empleados para el traslado del hachís desde la costa hasta el lugar de almacenamiento, así como a quienes deben buscar el lugar idóneo para ocultar la droga hasta que sea recuperada por el comprador y vigilarla.
Ascenso y descenso
La Fiscalía destaca en su memoria la creciente preocupación que existía desde 2004 por la proliferación y especialización de estas collas de descarga, que funcionan a modo de “cédulas aisladas”, no conociéndose en muchas ocasiones entre sí los encargados de desarrollar las distintas tareas. El motivo, en años anteriores y debido al aumento de las incautaciones de drogas realizadas por el Servicio de Vigilancia Aduanera así como por la Guardia Civil y Policía Nacional en otras zonas de Andalucía y debido también al conocido como “blindaje del estrecho”, se produjo un desplazamiento de las organizaciones dedicadas a la introducción de droga por las costas de la península hacia el litoral de Andalucía Occidental, que abarca desde la desembocadura del Río Guadiana hasta el estrecho de Gibraltar.
De hecho, en el 2008 la cantidad de hachís incautada hizo que Huelva se convirtiera en la segunda provincia de España de mayor importancia en cuando a la cantidad intervenida, casi 90 toneladas. Sin embargo, en los últimos años la cantidad de hachís intervenida en la provincia ha descendido. Así, en 2008 se incautaron 87.328 kilos de hachís, en 2009 la cifra descendió hasta 77.957,83, mientras que el descenso más fuerte se produjo en 2010, cuando se incautaron 35.214,6 kilos. En 2011 se produjo un repunte y el total de hachís incautado en la provincia fue de 57.438 kilos.
La Fiscalía señala en este sentido que debe tenerse en cuenta que ya en el 2008 comenzó a funcionar con plena eficacia el SIVE (Sistema integrado de vigilancia exterior, de la Guardia Civil). “Este dato junto con el cada vez más especializado trabajo de los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad que ha dado lugar a que los narcotraficantes busquen vías alternativas para la introducción del hachís en Europa, habiéndose desplazado en ocasiones las collas de descarga hacia otras rutas al sur de Portugal o en el mar Mediterráneo, o bien empleando métodos alternativos para la introducción del hachís en esta provincia, como barcos pesqueros (hasta ahora se servían casi exclusivamente de las embarcaciones conocidas como semirrígidas o gomas) o aeronaves”.
Una unidad volcada en el narcotráfico
No pertenecen a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado pero su función es muy parecida en materia de narcotráfico. Son funcionarios de Hacienda pero tienen carácter de Agentes de la Autoridad y, dadas las misiones que desempeñan, están autorizados para el uso de armas de fuego. Son los integrantes de la Unidad Combinada de Vigilancia Aduanera de Huelva, adscritos a la Agencia Tributaria y que, aunque su labor no es muy conocida por los ciudadanos, realizan un gran trabajo en la lucha contra el narcotráfico.
Su labor no se limita al tráfico de droga, ya que su acción se dirige hacia todo tipo de contrabando, el blanqueo de capitales y los impuestos especiales (fraude fiscal). Sin embargo, es esta tarea, la lucha contra el narcotráfico, a la que dedican más horas de trabajo. Para ello cuentan con dos embarcaciones en Huelva: ‘Alcatraz’, de 32 metros; y HJX, de 15 metros.
Debido a su antigua condición de fuerza armada, y en virtud del Decreto 1002/1961, de 22 de junio, sobre vigilancia marítima, los buques del Servicio de Vigilancia Aduanera tienen consideración de Auxiliares de la Armada.
La unidad está dirigida por Carlos Rodríguez y está compuesta por 51 funcionarios, 31 en el grupo marítimo y 20 en el grupo de investigación de tierra.
Del total de hachís incautado durante 2010 en Huelva, 35.214 kilos, 10.043 fue incautado por esta unidad, mientras que en 2011 la cifra aprehendida por Vigilancia Aduanera fue 14.961 kilos.
Al margen del tráfico de droga, otra de sus grandes luchas en estos momentos es contra el contrabando de tabaco, ya que la crisis y el aumento de impuestos ha provocado un crecimiento de este delito.
La crisis también ha traído de la mano un aumento de la carga de trabajo en materia de blanqueo de capitales. Relacionado con el tráfico de drogas, Rodríguez explica que el blanqueo de capital viene de la mano, ya que “es habitual montar negocios para blanquear el dinero de la droga”.
Por ello, en este sentido la Fiscalía Antidroga señala que “resulta esencial que cada causa incoada por tráfico de drogas se acompañe de la correspondiente información patrimonial acerca de los intervinientes, así como la incoación de las pertinentes diligencias previas por delitos de receptación o blanqueo de capitales, cuando ello proceda, como medio más eficaz de lucha contra esta forma de criminalidad organizada”.