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Miércoles 12/03/2025
 
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Galicia

El TSXG reconoce el derecho de las familias del 'Nuevo Marcos' a una indemnización

Revoca el fallo absolutorio de un juzgado de Pontevedra en un siniestro con tres fallecidos al chocar el barco contra unas bateas no balizadas

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  • Gráfico de la investigación. -

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha revocado un fallo del Juzgado de lo Social número 1 de Pontevedra para reconocer el derecho de las familias del 'Nuevo Marcos', barco que naufragó en la ría de Pontevedra al chocar contra bateas que no estaban balizadas, a una indemnización que suma más de medio millón de euros. Hubo tres fallecidos y dos supervivientes en este siniestro ocurrido a media milla del puerto de Combarro, municipio de Poio, en abril de 2017.

En un fallo de finales de enero, la Sala de lo Social del TSXG considera probado que los empresarios dueños de la embarcación --uno de ellos era el patrón fallecido, por lo que su madre deberá hacer frente a la indemnización de forma solidaria-- "deberán responder por los perjuicios y daños causados" debido a que "no consta" que "hubieran cumplido con la deuda de seguridad, principalmente, con los deberes de formación e información para con sus trabajadores, y a los que estaban expresamente obligados conforme a la normativa expuesta en el fundamento de derecho".

Sobre esta "ausencia de formación e información" el alto tribunal gallego se basa en el informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) en el que se apunta que la tripulación no se detuvo a comprobar los daños tras el impacto y continúo la marcha, además de que no se ordenó abandonar la embarcación, ni colocarse los chalecos, ni preparar la balsa salvavidas o avisar a buques en la zona. Además, su "conciencia de seguridad no era la adecuada", ya que "el orden de prioridades de la tripulación no estaba suficientemente asentado".

En esta fallo, contra el que cabe interponer recurso de casación, recoge parcialmente las demandas de las familias, que solicitaban una indemnización superior a los 700.000 euros. Además, se mantiene la absolución a la aseguradora Mapfre.

BATEA NO BALIZADA

Sobre las 4,00 horas de la madrugada del 26 de abril de 2017 el 'Nuevo Marcos' colisionó contra una batea mientras navegaba con cinco tripulantes desde el puerto de Marín al de Combarro. Tras ello se produjo una inundación "masiva" que dio lugar a un rápido hundimiento. Uno de los tripulantes nadó durante más de una hora hasta la costa para pedir ayuda mientras otro fue rescatado al estar agarrado a las bateas, en un accidente en el que murieron tres personas.

La Ciaim --organismo dependiente del Ministerio de Transportes-- emitió informe en 2019 en el que dedicaba buena parte de su investigación de 34 páginas a la falta de balizamiento de las bateas contra las que chocó el cerquero como factor clave. "Existía un cierto riesgo de colisión por la existencia en la misma del polígono de bateas sin señalizar", aseguraba.

Así, instaba a la Xunta y al por entonces llamado Ministerio de Fomento a evaluar si las bateas del polígono Portonovo D "suponen un riesgo para la navegación", al tiempo que llamaba a "la instalación del balizamiento". Además, emplazaba a actualizar su posición y modificar las cartas náuticas oficiales.

CÚMULO DE FALTA DE MEDIDAS DE PROTECCIÓN

Más allá de que el polígono "no disponía de ninguna baliza o marca que lo señalara", en sus conclusiones la investigación observa un cúmulo de falta de medidas de protección.

De tal forma, el radar "no estaba en funcionamiento o no estaba siendo atendido" por ausencia de vigilancia, por lo que no se detectaron las bateas. Por ello, "a la vista de las evidencias, parece que el patrón no fue consciente de la posición relativa en la que se encontraba la embarcación respecto al polígono de bateas", concluye la Ciaim.

Después de eso, la tripulación no se detuvo a evaluar los daños, de manera que la embarcación continuó su navegación que favoreció la rápida vía de agua que llevó al naufragio. Y es que explica que si se hubiese parado la embarcación "probablemente" no se hubiera hundido o la tripulación "hubiera tenido más tiempo para protegerse" y pedir ayuda.

"Posteriormente, tampoco se tomó medida de protección alguna que permitiera a la tripulación ponerse a salvo de manera efectiva. "Posiblemente se juzgó que el puerto de destino era más accesible de lo que en realidad era", agrega.

Asimismo, la investigación establece la "incertidumbre" sobre el destino de la embarcación, aunque se cree que iban a faenar al este de la isla de Tambo. Tampoco se sabe quién estaba gobernando la embarcación, dado que los dos tripulantes que se salvaron iban durmiendo.

Al estado de "confusión" de los navegantes debido a la colisión, se suma que "su conciencia de seguridad no era la adecuada", dado que "el orden de prioridades de la tripulación no estaba suficientemente asentado en cuanto a hacer prevalecer la seguridad de la tripulación y el buque por encima del resto de consideraciones".

Otro factor a tener en cuenta en la visibilidad en el siniestro es que era una noche "sin luna" y "oscura", lo que "no permitía ver las bateas a no ser que se estuviera vigilando el radar". Precisamente, la Ciaim realiza la recomendación a los patrones de que "deben anticipar la posible limitación de sus capacidades para trabajar en horario nocturno".

Apunta como hipótesis de que la radiobaliza no saliese a flote para dar aviso del accidente a que pudo quedar retenida por las cajas de pescado que estaban en cubierta, las cuales emergieron antes.

ANGUSTIOSO PERIPLO PARA PEDIR AYUDA

En el informe se relataba el angustioso periplo del superviviente que nadó durante más de una hora para llegar a tierra a pedir auxilio. Alcanzó la costa en la zona de Chancelas con síntomas de hipotermia.

Allí, trepó unos muros para llegar hasta la carretera en donde reclamó ayuda de varios vehículos que pasaron por la zona sin detenerse ninguno, incluido un camión de la basura del Ayuntamiento de Poio "al que pidió auxilio y ni siquiera paró a interesarse".

Finalmente, continuó corriendo hasta la zona de Combarro, en donde timbró a dos casas pero no consiguió que abriese nadie. Finalmente, encontró a un conocido en un playa cercana, que fue quien llamó al 112.

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