El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, protagonizó ayer la primera jornada de la Conferencia sobre Racismo de las Naciones Unidas, marcada por el boicot de EEUU, Israel y otros siete países, con un discurso en el que denunció el “racismo” israelí y la complicidad occidental.
Entre las protestas de grupos judíos y de disidentes iraníes desplazados a Ginebra, Ahmadineyad condenó el actual orden político mundial –incluido el derecho de veto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU–, las intervenciones en Irak y Afganistán y la política israelí hacia los palestinos.
Aunque el discurso de Ahmadineyad no incluyó ni llamamientos a la destrucción del Estado judío ni la negación del Holocausto, sino denuncias de políticas concretas, sí afirmó que “el sionismo mundial está en el origen del racismo”, en una parte de su discurso, que en todo momento fue interrumpido por gritos y abucheos de grupos de organizaciones judías y disidentes iraníes.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon –que por la mañana, al inaugurar la conferencia, fue muy crítico con los países que la boicotean por considerar que el texto de consenso preparado es muy equilibrado– emitió una declaración tras el discurso de Ahmadineyad para lamentar que hubiera equiparado el sionismo con el racismo.
“Deploro el uso que el presidente iraní ha hecho de esta plataforma para acusar, dividir e incluso incitar”, afirmó Ban en su declaración.
Tanto Ban Ki-moon como la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, lamentaron la ausencia de EEUU y los otros ocho países, y reconocieron que para llegar al borrador de documento de la conferencia los países islámicos cedieron en todas sus demandas frente a las exigencias de Occidente.
Aunque el documento incluye una referencia al Holocausto judío a manos de los nazis y el llamamiento a que no se olvide.
En una multitudinaria rueda de prensa posterior a su intervención, Ahmadineyad se mostró favorable a entablar un diálogo con Estados Unidos sobre la base de la “justicia” y el “respeto mutuo” y dijo esperar que se produzcan los cambios en la política exterior anunciados por el nuevo presidente Barack Obama.
Ahmadineyad, que tuvo que entrar escoltado por numerosa seguridad para sortear a decenas de activistas judíos e iraníes que gritaban a la puerta de la sala de prensa, reiteró su petición de que se modifique el orden político internacional, incluyendo la supresión del derecho de veto.
“Es injusto que cinco países tengan el derecho de anular las decisiones de los otros, que sean los abogados, los jueces y los ejecutores de sus órdenes y siempre en su propio interés”, aseguró.
Y agregó que el poder de veto “no ha ayudado en nada para solucionar los problemas en Líbano, Gaza, Irak, Afganistán y los conflictos africanos”.
Por otra parte, un grupo de intelectuales judíos consideró ayer que Suiza debe dejar de representar los intereses de Estados Unidos en Irán debido al recibimiento oficial que brindó al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad.
Suiza “ha abdicado en su responsabilidad” de representar a EEUU ante el régimen de Teherán, opinó uno de los expertos.
Los miembros de la UE abandonan la sala
Las críticas del presidente iraní al “régimen racista” de Israel provocaron la inmediata salida de la sala de conferencias de los embajadores europeos.
Los embajadores de la Unión Europea se sumaban, con su abandono de la sala, a la posición de EEUU, Israel, Australia, Canadá, Italia, Holanda, Polonia, Nueva Zelanda, y Alemania, que decidieron no participar en la conferencia por considerar que va a convertirse en un foro antisionista. El embajador español ante la ONU, Javier Garrigues, aclaró, no obstante, que el gesto no quiere decir que la Unión abandone la Conferencia.
El gesto de los europeos fue recibido con aplausos y gritos por una nutrida delegación de participantes judíos que gritaban “vergüenza” y “stop al racismo”.