Fiscalía y acusación particular piden 23 y 26 años de cárcel por un delito de asesinato y hurto
El joven de 23 años de nacionalidad ucraniana, Vitali Zaruba, acusado de asesinar en agosto de 2007 presuntamente a José Manuel B.M, más conocido como Chema, el propietario de la tortillería Poti-Poti de Porvera, ha asegurado en su primera declaración ante el juez y un jurado popular bastante afectado por lo que iba oyendo, que no recuerda nada de lo ocurrido la noche del 25 al 26 de agosto porque “estaba borracho” y había consumido “cocaína”.
Un testimonio que fue perdiendo peso a medida que el propio imputado iba contestando a las preguntas del magistrado, la fiscal o el abogado de la acusación particular, que se aferraron a detalles como que el presunto autor condujera hasta Algeciras “sin ningún problema” la noche del crimen, se cambiara la ropa “manchada de sangre” o acertara a coger el ordenador y el móvil de la víctima. Ayer, en la primera vista del juicio, V.Z, quien vivía en España de forma ilegal, declaró como acusado de un delito de asesinato, hurto y hurto de uso, y aseguró haber sufrido una pérdida de memoria después de que Chema, de 44 años, “le agarrara fuertemente por el brazo y se asustara”.
Según relató con la ayuda de una intérprete, los hechos se produjeron hacia las tres de la madrugada cuando ambos regresaban a la casa del fallecido donde el presunto autor se alojaba desde hacía menos de 15 días, después de que en una fiesta la víctima le ofreciera venirse a vivir de Brenes (Sevilla) a su casa de Jerez “hasta que encontrara un trabajo”.
Hasta el día de los hechos, el joven admitió que “no tuvo ningún problema” con el fallecido, quien incluso le llevó al hospital en una ocasión y le dio de comer en su bar gratuitamente. La noche del crimen, tras “estar de fiesta toda la tarde”, con su supuesta pareja y un amigo, fue a buscar a Chema al bar y se marcharon juntos en su coche a su casa. Una vez allí, según su versión, cuando se cambiaba de ropa “porque había quedado con su novia” en la única habitación que tenía la vivienda, Chema entró y, “acariciándole”, le preguntó “si quería probar con un hombre”, a lo que contestó que “no le gustaban los chicos”.
Según su testimonio, fue entonces cuando la víctima “le agarró del brazo” y se asustó al pensarse que “iba a abusar sexualmente” de él. Como consecuencia, tal y como agregó su letrado, su “estado de ofuscación” le llevó a “no recordar nada” desde ese momento hasta que encontró el cuerpo de la víctima en la cocina de la vivienda. Aunque negó haberlo apuñalado y dejarlo en un charco de sangre, manifestó que, tras encontrarlo “se lavó las manos y se cambió la ropa”, y cogió la llave del coche de la víctima para marcharse. Un mes después fue detenido en Barcelona. La acusación y la Fiscalía coinciden en que Chema encontró la muerte por sorpresa causándole “más dolor del necesario” con 44 puñaladas “en todo el cuerpo”.
LA CLAVE Demasiadas contradicciones: Según la presunta pareja de V.Z, él sólo bebió refresco el día de los hechos por estar enfermo. El acusado dijo que pasaba la noche en el salón, cuando anteriormente dijo que dormían en la misma cama.