Siete meses después de haberse iniciado las obras del aparcamiento de Pozos Dulces y sin garantizarse que éstas acaben a mediados de 2018, el proyecto se encamina a ir alargándose en el tiempo y a incomodar tanto por su atraso como por la imagen eterna de trabajo inacabado e inconcluso.
Encontrar unanimidad en cualquiera de las versiones y opiniones que de ellas se desprende, es tarea más que compleja. Desde los que se oponen sin más a su construcción, a los que no terminan de comprender de cómo un proyecto que debió acabarse en 2015 aún se discuta su utilizad y su funcionalidad para una ciudad autodenominada turística.
En la encrucijada está la versión municipal, el que está en el Gobierno local, el que se opuso a su construcción pero que tiene ahora la obligación de cumplir y hacer cumplir con que este acabe en tiempo y forma en su dilatada historia y que por más que quiera y desee salir indemne de este entuerto complicado, lo tiene para satisfacer a unos y a otros. Una batalla perdida de antemano ante lo que todavía está por dictaminarse.
Por unos y por otros, el aparcamiento de Pozos Dulces está en el punto de mira de todos, y ese enfado se traslada también por los comerciantes que ven cómo el empeño y mejoras de las que se debieran imponer son ensombrecidas por unas obras que se alargan sin remisión a costa del que intenta sobrevivir y encontrar elementos atractivos para los comercios.
Las críticas después de otro verano con innumerables e interminables obras, hacen mella en la frustrante imagen que la ciudad ofrece al que lo padece, al portuense, y al que se la encuentra en su visita, el foráneo.
Una combinación compleja de asumir, de entender y de explicar por las dificultades de hacer una ciudad sostenible y atractiva.
Es por ello que el alcalde de El Puerto nuevamente se vea obligado a pedir disculpas, ya lo hizo al no “haber sabido paralizarlas”, reconoció a este mismo medio meses atrás. Ahora, en la Cadena Ser las vuelve a pedir. "Yo me veo en la obligación de pedir disculpas. Me avergüenzo. La obra debió entregarse en mayo de 2015 y aún estamos arrancando", admite David de la Encina.