Las dos hermandades del Martes Santo pudieron realizar sus respectivas estaciones de penitencia otro año más, pese a que el día amaneció nublado y fresco.
Nada impidió que la primera en salir de la Basílica Menor de los Milagros fuese la hermandad de La Misericordia, conocida popularmente, como Los Cerillitos en torno a las 18.30 horas, con algo de retraso. Tras el paso del imponente crucificado, el Cristo de la Misericordia, retumbaba la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Caridad, (Santa Marta) Jerez, dirigiéndose hacia San Juan, Meleros y Ganado para hacer escala en la Carrera Oficial, la Plaza Isaac Peral, donde delante de la corporación tendría lugar la correspondiente levantá. A su paso, Nuestra Señora de la Piedad, seguida por la Banda de Música Maestro Enrique Galán de Rota.
La Hermandad , del que Domingo Galo Ibáñez es capataz general, lucía la restauración de varas y del juego de ciriales del Santísimo Cristo de la Misericordia. Juego de 16 cordones para el paso de palio de Nuestra Señora de la Piedad, donación de hermanos fieles y devotos.
Dolor y Sacrificio
Dos horas después, era el turno de la hermandad del Dolor y Sacrificio. Salía de la Basílica, puntual, llenando de silencio y respeto todo a su paso. Sin acompañamiento musical, tal y como ya es costumbre, mayor sobriedad y el único sonido del canto de rezo del Rosario. Se abría, así, paso entre Pagador, Sto. Domingo, Virgen de los Milagros, Palacios y Pedro Muñoz Seca para llegar a la Carrera Oficial en torno a las 20.55; tomando una vez allí el camino de vuelta hacia su templo.
En la calle Cervantes, esperaba Wilo del Puerto para cantarle una saeta a Jesús Cautivo (obra de Francisco Buiza, 1978), bajo la dirección de los capataces Fernando Fernández Vélez y Manuel Cordero Gómez; y a María Santísima del Dolor y Sacrificio (una imagen anónima del siglo XVIII); dirigida por Manuel Lechuga y José I. Bernal.