El próximo miércoles será
Miércoles de Ceniza, lo que significa que comienza la Cuaresma y se aproxima la celebración de la Semana Santa. Hermandades y tertulias, así como otros grupos o asociaciones relacionados o no con esta Fiesta Mayor de la ciudad, editan carteles anunciadores de la misma. Y siempre hay de todo en la viña del Señor, valga el refrán. Porque los carteles deben cumplir una función específica que no siempre se alcanza y que está recogida perfectamente en el Diccionario de la RAE. Si atendemos a la definición, un cartel es una “Lámina en que hay inscripciones o figuras y que se exhibe con fines informativos o publicitarios”. Me quedo con aquello de “fines informativos”, con lo cual todo aquello que se aparte de este resultado no debe atender a lo anteriormente definido.
Durante un buen número de años, los carteles eran fotografías (aún se mantienen muchos de ellos en este formato), aunque de un tiempo a esta parte han sido sustituidos por la obra gráfica de un artista, llámese pintura, collage, etc. El caso que me ocupa hoy es el de la Hermandad de la Macarena que, desde hace unos años, cuenta con una interesante pinacoteca (al fin y al cabo un patrimonio más que notable de la corporación), dado que el cartel anunciar de la Semana Santa que cada año editan se debe a la obra de un artista de reputación indiscutible: Manolo Cuervo, Uta Geub, Miki Leal, Pérez Villalta… Pero como siempre, para gusto los colores.
Luis Gordillo ha sido el encargado de anunciar este año la Semana Santa en la cofradía de la madrugada. Gordillo, a sus 91 años de edad, es uno de los autores más admirados y respetados de este país. Posee los galardones más importantes que se le pueden conceder a un artista: Premio Nacional de Artes Plásticas, Premio Andalucía de Artes Plásticas, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid y un largo etcétera. Pero quizás no haya entendido bien, como le ha sucedido a otros, lo que debe ser el contexto de la obra. Su cartel, su interpretación pictórica de la Virgen de la Esperanza Macarena es, por decirlo de algún modo, “difícil de mirar”. No dudo-líbreme Dios- de la altísima categoría del pintor y su obra, seguro que soy yo quien falla en esto, pero no me resisto a comparar la imagen de la Macarena de Gordillo con la de Virgina Saldaña, la cartelista de este año del Consejo General de Hermandades y Cofradías, si bien las comparaciones son siempre odiosas.
El rostro de la Virgen de la Esperanza Macarena es una interpretación de Gordillo, sin duda alguna. Esa interpretación es libre de plasmarse de la forma que desee el artista, pero también los observadores de la misma, que somos a quien va dirigido este anuncio, tenemos la libertad de opinar si es de nuestro agrado o no, cualquiera que sea nuestro conocimiento o ignorancia en los asuntos de la pintura en general.
Felicito a la Hermandad de la Macarena por contar con una pinacoteca de tan alto nivel, insisto, como patrimonio artístico de la corporación. Pero me permito, desde la ignorancia, esta opinión, en base a lo anteriormente escrito: para gusto, los colores. Y los “colores” de este cartel no me gustan nada. Nada de nada.