Mirar a los ojos

Publicado: 05/04/2018
Autor

Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios es observador de la conducta humana, analista de la realidad y creador de personajes literarios

Curioso Empedernido

Curioso empedernido. Curioso de las tres pes, por psicología, la política y el periodismo, y alérgico a las fronteras y murallas

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Siempre se preguntan en qué han fallado y de qué manera pueden corregirlo, porque admiten que están expuestos a  equivocarse
La gente que te mira a los ojos suelen ser de fiar. Nobles, leales y sinceros. No quieren ocultar nada  y se muestran tal y como son. Tampoco en un intento de manipulación pretenden subvertir la realidad a su antojo. Ni dicen una cosa y hacen justo lo contrario. No son individuos de conveniencia sino personas de compromiso. Su agenda es abierta no cerrada y siempre están dispuestos a rectificar, si se dan cuenta que se han equivocado. No son ni carroñeros ni tramposos. Saben estar en cada situación sin convertirse en comparsa ni mercenarios. Son gente de acción e iniciativa, que no admite la parálisis que nos lleva inevitablemente al fracaso y a la derrota. En su lealtad combaten con fuerza las noticias falsas, los acosos verdaderos y la ausencia de responsabilidades.

Siempre se preguntan en qué han fallado y de qué manera pueden corregirlo, porque admiten que están expuestos a  equivocarse y en su inquietud buscan ser útiles. No son partidarios de grandes titulares que se quedan en pequeñas realidades o en nada. Quienes te miran a los ojos, saben muy bien que demasiadas veces estamos ante muchas cosas que no nos conducen a nada y en otras cualquier detalle nos da la clave de la solución. Saben que hay una solo foto que nos retratan todo, mientras que a veces miles de instantáneas nos ocultan la realidad. Distinguen perfectamente las lágrimas de la alegría de aquellas que encierran una profunda pena. Y aprovechan cada minuto y cada segundo del presente, porque saben que nunca más va a ser hoy, por eso valoran mucho más que la gente que nos quieran, conspiren para hacernos felices.

Muchas veces se preguntan si reaccionaran alguna vez los que nunca hacen nada o si había tomado la decisión correcta en el momento adecuado. Son personas nobles y dueñas de sus actos, y no permiten que los demás se atribuyan aquello que no les corresponde. Todos los días están llenos de buenos propósitos, superando hartazgos y desconciertos, confiando en sus posibilidades, sin despistes ni trapicheos y reuniendo la valentía suficiente para salir de la zona de confort y comprometerse con los que menos tienen. Nunca son víctimas de delirios ni de manías de grandeza, ni son los locos de la costumbre ni protagonistas de la rutina de los cuerdos.

Entre emprendimientos y mejoras, siempre guardan sorpresas y momentos especiales, de esos que jamás se olvidan. Son tan positivos, que no suelen darles más vueltas a aquello que no tiene solución y han aprendido de la realidad que una cosa es estar solos y otra muy diferente sentirse de esa manera. Saben   que a la vida tenemos que darle, si queremos recibir. En su caminar de un lugar a otro, se sienten libres y sin ataduras, aunque con su energía y su firmeza, van dejando huellas por todas partes. En un escenario de mercados e intereses, no suelen fiarse del primero con quien cruzan palabras. Son fieles a sí mismo y no suelen dejarse llevar por la ira. Están preparados para asumir el éxito y el fracaso, entre la búsqueda y el cuestionamiento, lo explicable y lo incomprensible, las filiaciones y las indignaciones, lo que sabemos y lo que imaginamos.         

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