"Yo temía que fuera así. No se podía decir nada, porque era parte de la investigación” .Eran palabras de esa gran mujer que es Patricia Ramírez, la madre de quien hemos sentido durante trece  días como hijo de todos, Gabriel Cruz “nuestro Pescaito”

Pero además, en un gesto de dolor y generosidad pedía “que no se  extienda la rabia, que no se hable de esta mujer más y que queden las buenas personas”,en referencia a la supuesta autora del crimen; Ana Julia Quezada que al final se ha derrumbado y ha admitido ser la asesina confesa.

Todos nos hemos sentido dolidos, doloridos, indignados y rabiosos, pero no es el estado ideal para tomar decisiones que eviten el que se produzcan otros casos similares. A lo largo de estos días hemos asistido a todo tipo de manifestaciones a través de las redes sociales, 

Pero como decía Patricia, la madre de Gabriel “Qué pague lo que tenga que pagar, pero que lo que quede de este caso sea la fe y las buenas acciones que han salido por todos lados  y han sacado lo más bonito de la gente. No puede quedar  todo en la cara de esta mujer y en palabras de rabia”

Por eso permítanme que en este artículo y en honor a “nuestro Pescaito” y a sus padres, os haga encarecidamente un ruego, penséis como penséis, respeto al dolor. Han de pasar el duelo, y han de hacerlo aunque jamás haya consuelo para tan irreparable pérdida, desde saber que nos tienen a todos ahí, a su lado.

Y además que estamos dispuestos desde ese respeto, a  ayudarles en ese tránsito de dolor, a entender que la mayoría de la personas que habitamos este Planeta y este país, somos buena gente, que queríamos a Gabriel y les queremos y admiramos a ellos.

También que defendemos por encima de cualquier interés, que se haga justicia y que el dictamen de los Tribunales se cumpla, y la culpable o los culpables paguen su condena. Lo que, de igual forma denunciaremos es  a aquellos miserables que intenten aprovecharse del dolor de estos padres para intentar sacar alguna rentabilidad política.

Son algunos los casos que mediáticamente han salido a la palestra  de nuevo  en estos días, como los de Mari Luz, Marta, Ruth y José, y desde nuestra solidaridad, apoyo y afecto a las familias que han perdido un hijo o una hija en circunstancias trágicas y crueles. Son vivencias que nos marcan y que jamás pueden olvidarse, pero que no  nos pueden hacer perder la razón bajo el influjo de la ira y la venganza.

Hemos de reclamar, con fuerza y firmeza, justicia. Que se cumplan las reglas que tiene el Estado de Derecho. En unas circunstancias con un alto componente emotivo, resulta fácil, demagógico e insultante a las víctimas, el sacar a pasear “al espíritu justiciero y al ojo por ojo y diente por diente”, pera esas, aunque nos duela mucho, no son las reglas de una sociedad democrática.

Estos trece días de angustia que hemos pasado todos, no se lo perdonaremos jamás a la asesina de Gabriel, Ana Julia Quezada, pero en medio de tanto ruido social, mediático y digital, quiero empezar como empecé, respeto, mucho respeto al dolor de Patricia y Ángel y de toda su familia, y ayudarles a andar de nuevo.

Y una segunda consideración, que caiga sobre la culpable todo el peso de la Ley, pero como buenas personas y demócratas, hemos de respaldar con todas nuestras fuerzas y convicciones el Sistema Judicial, que la administra e imparte Justicia. Y a ti, querido Gabriel, “nuestro Pescaito”, siempre te llevaremos en nuestros corazones.