En la vida el manejo de nuestro tiempo es fundamental, para saber dónde estamos y qué queremos, sino terminaremos perdidos y sin saber ni cuál es nuestro papel ni para qué nos han puesto en este mundo. ¡Qué carajo hacemos sino nos empeñamos en hacer el bien!
Nos gustaría que más temprano que tarde, como decía el artículo 13 de la Pepa, la Constitución de 1812 “el objeto del Gobierno sea la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política, no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”
Debemos dejarnos de discursos y retóricas, de palabrería y prosopopeya y demostrar las cosas haciéndolas y no a base de consejos y recomendaciones. Aprender de estar a solas con nosotros mismos y de saber andar despacio y de puntillas, son dos buenas medidas para solucionar los conflictos.
No debemos dejar que los acontecimientos externos nos pongan tristes o nos enfaden. Debemos limpiar nuestras vidas de elementos tóxicos y cosas innecesarias., cuidándonos más y abandonando hábitos perjudiciales. Abrazos y besos frente a golpes y puñetazos. Ser capaces de saltar por una noticia que esperábamos desde hace tiempo e improvisar una celebración.
Hemos de estar muy atentos a las señales internas y externas y comportarnos de la forma más sabia posible, No tenemos que permitir que nos invada la nube de la negatividad que nos arrastre a pensamientos no deseables.
Entre lo que se desdeña y lo que se aprecia, no debemos ser testarudos y soltar lo que no nos interesa, sabiendo tomar decisiones nuevas que nos lleven a terrenos fértiles para crear nuestra propia realidad desde el optimismo.
Cuando la incertidumbre aprieta, más temprano que tarde, entramos en crisis. Si las cosas no funcionan, la gente se aburre y suele inventar todo tipo de travesuras .La determinación es la clave que nos lleva al éxito y esperamos a que salga de la nada una nueva oportunidad.
Casi siempre las puertas cerradas vuelven a abrirse, dejando atrás las endogamias y las torres de marfil, sabiendo tomar las decisiones que hasta entonces no nos habíamos atrevido a hacer y procurando hablar en cada momento con quien nos corresponde.
En demasiadas ocasiones necesitamos desconectar del mundo., salir del estancamiento y dar riendas sueltas a la improvisación, esperando que los cuentos, relatos y leyendas que imaginamos se hagan realidad., utilizando nuestro poder de seducción
Normalmente entre exploraciones y asombros, la vida que nos han contado no es la vida que vivimos o vivieron quienes nos precedieron sino la que imaginamos e imaginaron. Siempre hay alguien que necesita contarnos algo y que no se atreve por miedo a nuestra reacción.
Con nuestra actitud hemos de demostrarles que no les vamos a juzgar y que respetamos sus decisiones. Es la mejor manera de tender puentes y de evidenciar que todos podemos cometer errores. Debemos ir con cuidado y no sembrar negatividades e incertidumbres.
Entre lo impreciso y lo intangible, lo intuitivo y lo audaz, no nos debemos dejar llevar de nuestros impulsos, enredándonos en complicaciones inútiles que nos hace aparecer como intransigentes y fanáticos , sin entender que , a veces, el regreso a los orígenes no es una involución sino una evolución, que nos hace avanzar hacia lo que siempre habíamos deseado.