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Jueves 07/11/2024
 

Curioso Empedernido

Trigo limpio

No son de fiar, y entre pitos y flautas, acaban traicionando al más pintado, no sienten dolor aunque su miedo les provoca inseguridades e incertidumbres

Hay gente que ni son leales ni tienen vocación de  decir la verdad, y son especialistas en mentir y utilizar todo tipo de artimañas y artilugios para ocultar su incompetencia y sus verdaderas intenciones. Resulta curioso que quienes más provocan purgas internas, abandonos voluntarios y renuncias forzadas son quienes más predican la excelencia y la virtud.

No están dispuestos a cambiar las cosas que no funcionan e intentan justificar lo injustificable, utilizar argumentos increíbles e incluso inventar todo tipo de travesuras. Son gente, que no son trigo limpio, y se mueven entre malos pronósticos y peores diagnósticos.

Prefieren las exclusiones a las integraciones, las soberbias a las humildades, las exclusividades a las integraciones, los bandazos y los maquillajes a las complicidades y compromisos. Están atentos a las pruebas que le pone la vida,  para beneficiarse, explotar a los demás   y sacar el máximo provecho.

Entre el mestizaje y la riqueza, jamás procuran el bienestar  de los otros, aunque parezca que se muevan mucho no hacen nada productivo y son capaces de convertir un problema en un conflicto, y una situación placentera en desagradable, para provocar disgustos e insatisfacciones.

No son de fiar, y entre pitos y flautas, acaban traicionando al más pintado, no sienten dolor aunque su miedo les provoca inseguridades e incertidumbres. También con sus deslealtades van sembrando frustraciones, ansiedades y depresiones.

Son como el primer vuelo del último pájaro, al que cada día acompañan menos gentes, y sus maniobras de trepar hacia el poder solo les procuran dinero no reconocimiento. Especialistas en echar por la borda horas de trabajo y esfuerzos, y en destrozar las cosas que merecen la pena.

Solo tienen un propósito en la vida sacar fuera su rabia y su mediocridad en forma de odios y envidias, no son trigo limpio. Nunca perdonan ni piden perdón, aunque con sus actuaciones ofenden y hacen daño con sus rencores y resentimientos.

Nunca son sinceros ni capaces de reconocer que han cometido errores, y suelen en su incontinencia verbal medir a todo el mundo por el mismo rasero, y cortarlos con la misma tijera en un ejercicio de generalización irresponsable.

A pesar de sus intoxicaciones sobre los demás, nunca  logran ver cumplida ninguna de sus ambiciones. Son tan desgraciados que la vida les resulta odiosa de todas las maneras posibles. Ni tienen paciencia y calma para escuchar a los demás.

Sus ideas creativas son escasas y degradan todo cuanto tocan, llenan el espacio de eslóganes vacíos y son alérgicos a enfrentarse a los problemas que nos plantea la realidad. Son ligeros en el ejercicio de la ética y tampoco andan muy finos en la estética de sus comportamientos.

Viven más pendientes de los escaparates y de las apariencias, que de los valores y de las esencias. Su principal interés radica en ellos mismos y son capaces de dejar tirados al que ayer prometían la mayor de las fidelidades, poniendo todas sus energías en defender las tesis de su nuevo amo y protector.

Lo dicho, este tipo de gente, no son trigo limpio y se convierten en mercenario y bufones de quienes les paguen, siguen el lema que decía Groucho Marx “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”.
                 

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