La vida está llena de buenos y malos momentos, y entre vulgaridades y magnificencias vamos escribiendo nuestro diario desde el momento de nuestro nacimiento hasta el adiós definitivo. A veces probando las mieles del triunfo y otras sufriendo las hieles del fracaso.
En ocasiones intentamos olvidarnos que existe el mundo con todos sus problemas e inconvenientes, y que nos agobia y apresa en la angustia de nuestra incapacidad, y necesitamos romper la rutina para apearnos en la estación de los sueños y cumplir nuestros anhelos sin repetir una historia que nos atrapa y de la que somos incapaces de liberarnos.
Son momentos en los que lo mejor que podemos hacer es dejarnos llevar por nuestra intuición, si realmente queremos llegar a conseguir los objetivos que nos hemos propuesto. Nos sentimos inquietos sin saber muy bien por qué.
Tenemos que enfrentarnos a sentimientos que no son del todo agradables, y que están relacionados con sucesos del pasado que somos incapaces de superar, lo que nos obliga a hacer algo distinto y divertido que nos empuje a descubrir nuevas sensaciones.
Otras veces nos movemos entre trabas y dificultades, esperando que en algún momento nos sucedan cosas bellas y maravillosas., pero terminamos convenciéndonos que hemos de invertir en nosotros mismos si queremos conseguir los frutos deseados.
Hay cosas, que entre mediocridades y excelencias, veneraciones y desprecios, invasiones y evasiones, merecen un impulso y nuestro esfuerzo personal, teniendo la cautela y la prudencia de no lanzar las campanas al vuelo ni echar ni elevar las cometas al cielo.
Las dudas que nos colocan en nuestro horizonte hay veces que nos hacen avanzar y otras nos limitan. Debemos aceptar nuestras emociones y aprender de ellas sin rechazar nada que nos enriquezca personalmente, pero exigiendo más hechos y menos palabras.
Tener claro lo que somos y hacia dónde vamos nos evita muchos errores, e incluso nos permite armoniosa y tranquilamente divertirnos sin cometer excesos, y sepamos disfrutar de momentos mágicos en los que nuestra parte infantil sea la que lleve las riendas de nuestras vidas.
Es necesario que aprendamos a mantener la calma y controlar nuestros nervios, para no dejar que las cosas se nos vayan de las manos adquiriendo proporciones exageradas y evitar que las pequeñas discusiones se conviertan en conflictos sin solución.
Muchas veces nos ponemos a buscar el exotismo en paraísos lejanos sin pararnos a mirar en lo que tenemos alrededor. Nuestro poder de determinación, a veces ofrece la imagen de querer pasarnos de listos, sin pararnos a pensar que cada día nos aguardan excitantes experiencias.
A lo largo de nuestras vidas vamos descubriendo que necesitamos mucho menos de lo que realmente creíamos, aunque nos empeñemos en querer buscar las cuadraturas del círculo o los ámbitos viciosos, las inclusiones intelectuales y las exclusiones sociales.
Vamos aprendiendo en nuestro pausado caminar a aceptar las cosas que no podemos cambiar pero estamos dispuestos a luchar para que no se repitan. En nuestro empecinamiento, hay ocasiones, en que queremos hacer imposible lo posible, cuando lo deseable sería justo intentar conseguir lo contrario. Superar eslóganes y mejorar las realidades es poner las excelencias en lugar preferente para que les ganen la batalla a las mediocridades.