No piensen al leer el título de este artículo que estamos hablando de un programa de televisión o del álbum de un grupo musical famoso, ni tan siquiera es la petición de un cliente de un asador cuando le preguntan que como quiere la carne o el pescado, es pura filosofía de la vida, la observación y la revisión de lo observado.
La realidad como el papel lo resiste casi todo, sino solo basta darle un repaso a algunas de las declaraciones de nuestra actual ministra de Defensa, doña Dolores de Cospedal en directo o en diferido, como cuando dijo aquello tan contundente e inequívoco de “un informe es un informe”
A veces nunca encontramos el momento de tomar esa decisión tan importante que tanto puede afectar a nuestras vidas, y nos solemos encontrar inquietos tras escuchar cualquier comentario que nos afecta, y descubrimos que el reto de aquel instante era como el de otras veces pero muy distinto.
Entre sabores y olores secretos, cuestiones de gusto y opciones para todos, provechos e intereses, tranquilidades e inquietudes, no podemos ni debemos desaprovechar oportunidades. Debemos apostar fuertemente por la pervivencia y compartir las cosas que no hemos hecho hasta ahora y que sentimos en lo más profundo de su ser.
Demasiadas veces y en muchas ocasiones, aceptamos nuestros propios sentimientos y deseos, y seguimos creciendo para lograr el éxito que nos corresponde para terminar orgullosos y con la conciencia tranquila, porque aunque nos caigamos una y mil veces, nuestra visión no deja de ser optimista.
Vuelta y vuelta, ahí está el secreto y aunque al principio toda la parafernalia no sea de nuestro interés, termina conquistando con su atractivo nuestros corazones, porque le hemos dedicado el tiempo necesario que nos termina convenciéndonos que nuestra percepción ha cambiado, y que no debemos temer nada y seguir adelante con nuestra confianza.
Despegados y pegajosos, patéticos y lamentables, resolutivos y prácticos, vamos descubriendo secretos que hasta entonces habían permanecidos ocultos y que nos hacen replantearnos nuestras vidas para avanzar en la dirección correcta.
Vamos poniendo muros y fronteras, no nos vayan a estropear los argumentos de nuestra comodidad, para que no nos equivoquemos en nuestras generalizaciones ni nos perdamos en los vientos de la nada, ni no sepamos irnos cuando nos toca.
Entre inquietantes y misteriosos nos pasamos la vida entre vuelta y vuelta, sin tomar un respiro para el reposo o la reflexión, destruyendo demasiado y no construyendo casi nada, intentado identificar lo irreconocible y desdibujando la realidad.
Darnos cuenta que lo que está pasando nos pasa a nosotros debería ser fácil pero en ocasiones resulta milagroso, unas veces por miedo y otras por desconocimiento, quizás porque entre afectos y odios nos terminamos convirtiendo en los peores enemigos de nosotros mismos.
Vivimos en una sociedad muy desigual, en la que unos tienen tan poco y otros poseen mucho, y entre escaseces y excesos nos damos cuenta que nos perdemos la mayoría de las ocasiones. Somos víctimas de daños que no existen y sufrimos agresiones que no se ven.
Nuestras vidas son una constante vuelta y vuelta, y entre luces y sombras, ruidos y silencios, verdades que son mentiras y fraudes que parecen certezas, en ese camino nacemos para morir y morimos sin apenas vivir.