Colocar el mensaje

Publicado: 14/06/2016
Estos predicadores del éxito y el consumo son fértiles y fuertes en su ingenio, lo que les hace temibles conservadores que suelen mostrarse incisivos en sus com
Hay comunicadores que se pasan el día intentando vendernos una idea o colocarnos un mensaje. Procuran caernos bien y entre las integraciones y las desintegraciones de la realidad, no sabemos muy bien cuando menguan y cuando crecen. En estas fechas de campaña electoral lo vemos con frecuencia.

A veces, ponen todos los medios para evitarnos situaciones, que lejos de lo que ellos suponen nos van a proporcionar más cosas positivas que negativas y son elementos que nos unen más que nos separan, más satisfacciones que preocupaciones, más momentos de ocio que de aburrimiento.

Estos predicadores del éxito y el consumo son fértiles y fuertes en su ingenio, lo que les hace temibles conservadores que suelen mostrarse incisivos en sus comentarios. Tienen la habilidad de abrirnos las ventanas de nuestros deseos y necesidades a todas las posibilidades, eso sí situándonos en el centro del personaje que cambia y progresa.

Nunca aparecerán como aquellos que nos imponen sus criterios sino que sin agobios ni prisas, y dentro del juego de intereses seremos nosotros los protagonistas que escojamos y nos sintamos más valiosos de lo que realmente pensamos.

También entre sus mensajes nos motivan para ser más atrevidos y hacer lo que tenemos que hacer, y no aquello que nos dictan otros o a lo que nos llevan las rutinas y costumbres, que en ocasiones nos hace decir insustancialmente “siempre ha sido así”, pobre argumento que nos limita en nuestras iniciativas e ilusiones.

En demasiadas ocasiones nos tragamos más sapos que disfrutamos de buenos momentos y es que renunciamos con facilidad a planes que nos apetecería mucho llevar  acabo. O no somos capaces de pasar página a asuntos que nos preocupan innecesariamente y a los que les damos muchas vueltas.

Nos envuelven en papel de regalo todo lo que adquirimos y nos aseguran que nuestras actuaciones son tan acertadas que vamos a alcanzar los máximos niveles de éxito. Además  estos vendedores de palabras dominan el tiempo como nadie, en ocasiones acortándolos

Quizás uno de los objetivos más importantes que intentan conseguir es que sus eslóganes nos trasladen a otros mundos y nos hagan desconectar del día  a día, en ocasiones, demasiado absorbente y paralizante y a plantearnos nuevos y deseables objetivos.

Dentro del mundo emocional de afinidades y desavenencias, nos enseñan a fabricar pequeñas cosas que nos producen momentos de excelencia, a tomar las decisiones adecuadas, aunque parezcamos inquietos, tal vez porque procuramos no precipitarnos.

Entre los poderes de seducción de estos mensajeros , uno de los aciertos que nos muestran es el hablar más y gritar menos,  a escuchar nuestra voz interior para actuar de la mejor manera posible , a evitar los excesos y saturaciones, a tener las cosas muy claras y decir las cosas más duras sin recurrir a bombas de relojería.

Saben utilizar la comunicación como algo positivo y provechoso y se acostumbran a conseguir todo aquello que quieren, pero sin confundirse, ya que ver las cosas que más nos conviene no nos debe impedir nunca conocer la realidad tal y como se nos presenta.

Y sobre todo en su poder de convencer no fuerzan las situaciones, ya que las cosas han de producirse de manera natural y cada uno de nosotros ha de aprender a dar lo mejor de sí hasta en los peores momentos.
                

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