Mantener la calma

Publicado: 05/04/2016
Habían comprobado que entre las radicalidades y las realidades había una gran diferencia, entre la política y el populismo una enorme brecha y que si querían obtener el éxito tenían que elaborar y poner en marcha nuevas estrategias
En un mundo de poder e influencias casi todos admitían  que mandaban poco. , lo que no dejaba de ser un síntoma de inteligencia del reconocimiento de sus propias limitaciones. Unos por exceso y otros por defecto. Lo cierto  es que no se atrevían a dar pasos en falsos ni tomar iniciativas que les presentara ente los demás como los verdaderos culpables del fracaso y la incapacidad de dialogar y lograr un acuerdo.

Tras sesudos análisis la mayoría aceptaban  que repetir las elecciones no se trataba de un peligro grave pero si de algo que era preferible evitar, y todos miraban a todos con gesto entre la duda, la incertidumbre e incluso la desconfianza, pendiente de que quien era capaz de mover ficha primero.

Quizás era la oportunidad de comprender algo a nivel `profundo, y es a quienes entre delicados y bárbaros eran capaces de ganar, pactar o perder... Aquel, que hoy era un líder, parecía un personaje de poca monta pero su vida había sido la de un héroe, capaz de superar miedos y pánicos, correoso y persistente.

Nunca dejaban de ser coherentes , que se reprodujeran ciertos asuntos que hasta entonces no habían podido resolver, incluso en el colmo de la teatralidad  y la pose, la afectación y el postureo , entre toques, y retoques, maquillajes y arreglos varios intentaban parecer más jóvenes, aunque en el fondo era unos viejos de espíritu decadente.

Sabían escuchar con atención, cariño y agradecimiento, sin cursilerías ni remilgos. Ser ocurrentes e incluso graciosos, nunca frívolos pero si positivos. Les llamaban la atención como algunos de sus oponentes eran en ocasiones rehenes  de sus aparentes rigores, sin ser capaces de poner remedio a sus problemas cotidianos ni dar respuestas a las situaciones más sencillas.

Los cuerpo a cuerpo no eran su fuerte, porque evidenciaban demasiado sus arrogancias y prepotencias. Se habían  preparado mentalmente para perder el poder que el solo habían imaginado pero no para tirar la toalla. En el fondo y en la forma no eran sino  frágiles  personas necesitadas de afecto y comprensión.

Habían comprobado que entre las radicalidades y las realidades había una gran diferencia, entre la política y el populismo una enorme brecha y que si querían obtener el éxito tenían que elaborar y poner en  marcha nuevas estrategias, que les hicieran más creíbles y no una especie de personajes de cuentos fantásticos e historietas increíbles.

Entre proyectos de pactos y operaciones políticas, habían dejado de ser los hombres y mujeres  de moda para convertirse en  unos espíritus histéricosque solo jugaban para ellos aunque no paraban de repetir que lo hacían para el equipo. Se refugiaban demasiado en los gestos y el espectáculo y ya muchos de sus compañeros y adversarios empezaban a preguntarse para cuando la política.

Eran conscientes que tenían que hacer grandes cambios en sus comportamientos y en sus costumbres, debían superar su adicción a las redes sociales. Pero tenían que reconocer que a sus personalidades ególatras, la popularidad y la fama , el reconocimiento de los demás les compensaban de todos sus desvelos para conseguir ser los más de lo más , aunque públicamente adoptaran una actitud de falsa humildad.

De las 94.000 palabras en castellano, solían utilizar unas 2.000 que eran las mismas que repetían todos sus acólitos, Seguro que llegados este momento, la mayoría de los lectores saben de quien o quienes les estoy hablando, porque quizás sea o  alguien de múltiples personalidades o quién sabe  si son muchos personajes entremezclados con características cambiadas y camufladas. Lo que estoy seguro que ustedes sabrán colocarle el nombre o los nombres. Ánimo y a resolver el rompecabezas.
                         

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