Los valores de la política están en crisis, porque hay muchos de sus actores que no cumplen con lo que prometen y esta corrupción de la palabra dada, la cometen a sabiendas que están mintiendo. Son estafadores de la voluntad popular, mercenarios de quicios y cosas, de lo versátil y lo exquisito.
En ocasiones nos sentimos más cansados de lo normal, aunque sepamos que nuestras ideas y el amor triunfa sobre todo lo que nos parece difícil de superar y avancemos hacia adelante sin perder nunca la esperanza y sepamos que todo puede ir bien si nos lo proponemos.
Las noticias van por oleadas. Todo puede ir bien si nos lo proponemos. No debemos escondernos de nadie Un paso seguro es un gran paso. A veces pecamos de prudentes y callamos más de lo que decimos y descubrimos que la vida no es lineal y tiene altos y bajos, y hemos de saber adaptarnos para lo mejor de los peor y lo peor de lo mejor.
La búsqueda del equilibrio y las soluciones, nos deben llevar a escuchar a todas las partes implicadas antes de hacer un juicio ligero e injusto, y a no dejarnos llevar por pensamientos recurrentes y lugares comunes para no aportar nada nuevo.
Cuando nos sentimos niños y en un santuario idílico entre voloteos y revoloteos, jinetes y cabalgaduras, árboles y raíces, gritos y silencios, nombres y anónimos, concordios e incordios, dormidos y despiertos, odios y rencores, hablares y callares.
Nos movemos en el dilema de hacerlo hoy o dejarlo para mañana, y entre las manos atadas y los versos sueltos, no nos podemos refugiar en los conformismos ni desatarnos por ambiciones sin límites. Necesitamos encontrar de vez en cuando la serenidad de estar con nosotros mismos.
A veces teniendo mucho más realmente somos mucho menos, y nos dejamos llevar por impulsos que solo nos traen problemas, entre ideales impotentes y realidades saludables, equilibrios y armonías, gratitudes reclamadas y desagradecimientos perdidos.
Con frecuencia nos invade la pereza a la que debemos sobreponernos entre el catecismo de los pareceres o el frio marmóreo de los pereceres, entre las paces y las guerras, las búsquedas y los encuentros, las espontaneidades y las planificaciones.
Debemos ser conscientes de que los niños son el eslabón más débil de la cadena, que nos invitan a pensar en nuestra levedad e insignificancia, que nos ayudan a ser humildes cuando examinamos la imagen de nosotros mismos y a hacernos las preguntas más importantes aunque no nos lo parezcan.
Cada cual cuenta y vive su historia, entre esfuerzos y refuerzos, no debemos sobrecargarnos de trabajo sino queremos caer en el estrés, ni regodearnos como los pavos reales, debatiéndonos entre lo urgente y olvidando lo importante.
Muchas veces ignoramos que podemos hacer lo que nos propongamos , como olvidarnos del móvil o no estar todo el día pendiente de las redes sociales , sin indefiniciones que nos lleven a las desconexiones ., sin picar en los señuelos ni dejar de leer la letra pequeña de los contratos.
Con frecuencia, demasiado tarde nos damos cuenta que es un lujo vivir y una realidad morir., nos vamos curando del egoísmo individual y colectivo de que cada cual va a lo suyo, que las situaciones para disfrutar no están en el poder y en el tener sino en el ser y el estar
Al fin y a la postre como diría Claude Chabrol “la tontería es infinitamente más fascinante que la inteligencia .La inteligencia tiene sus límites, la tontería no”