Un total de 37 puestos repartidos por todos los barrios de la ciudad afrontan el primer fin de semana de caracoles en Córdoba, una tradición que ofrece recetas innovadoras y distintas formas de degustar el molusco y de la que se puede disfrutar hasta junio.
La extraña 'primavera' invernal está siendo toda una bendición para los propietarios de los 37 puestos y quioscos desperdigados por la capital cordobesa para la degustación de caracoles, pero lamentable para los productores, ya que su ganado requiere de agua para poder reproducirse.
De todos modos, los primeros en llegar siempre son los de Marruecos, que precisamente por no haber llovido y por su escasez se están adquiriendo a entre 6 y 7 euros el kilo, cuando habitualmente se compraban a entre 4 y 5 euros.
"Aunque es un abuso, no tenemos más remedio que aceptarlo, porque es o eso o nada y ya estamos en plena campaña", señala a Efe el presidente de la Asociación de Caracoleros de Córdoba, Cristian Pérez.
Luego vendrán los caracoles nacionales, "que esperemos estén a mejor precio, porque las previsiones indican que la semana que viene va a caer lluvia, y eso es bueno para ellos y malo para nosotros".
Por el momento, la temporada ha comenzado muy fuerte, ya que los "cordobeses tenían ganas y este tiempo es ideal para pararse a comer caracoles", indica Sara Muñoz, propietaria del puesto ubicado a espaldas de la estación de autobuses, Caracolexpress.
Ha contado que están notando mucha más gente que acude a comer, nada que ver con lo ocurrido hace dos temporadas cuando "llovió un montón de días y fue penoso para las ventas", hasta el punto de que pudieron caer "un 50 por ciento respecto a una temporada normal".
En 2017 se consumieron algo más de 400.000 kilos, una cantidad que supuso un incremento del diez por ciento respecto del año anterior, mientras que en 2019 también resultó un buen año en ventas y consumo.
Pero cuando se va a comenzar a saber si será una buena temporada o no será en mayo con la llegada de los turistas por las Cruces, Los Patios o la Feria. "Ahí está nuestra temporada alta, con muchos españoles que consumen y les gustan los caracoles, como también les ocurre a los franceses, aunque los ingleses no quieren ni verlos", indica Muñoz.
No en balde, estos moluscos "son ya una marca de Córdoba" y hasta la capital llegan a propósito malagueños y sevillanos a consumirlos y llevárselos a su tierra.
"Es lo mismo que hacemos nosotros para comer espetones en Málaga y ellos esperan la temporada caracolera de Córdoba para disfrutar de ellos tanto como nosotros", precisa.
Para atractivo de malagueños está el quiosco de Cristian Pérez, en Parque Fidiana, "porque no tienen que entrar dentro de la ciudad; llegan, se bajan, compran y se llevan raciones a casa".
De esta forma, se llega al final de la temporada sin que sobre ni un animal y habiéndose consumido prácticamente la totalidad de la oferta, que en su caso "son unos 7.000 kilos", una cifra similar a las de los grandes puestos más conocidos entre los consumidores.
El perfil de la clientela es el mismo prácticamente cada año, ya que "vienen todos los años las mismas personas y son de los que consumen a diario", explica Sara Muñoz, quien añade que el local suele 'merendar' caracoles a eso de las 18.30 horas, mientras que los visitantes nacionales optan más por el aperitivo con la cerveza.
Y este año habrá una 'Gran Caracolada' en la zona de Las Setas, aunque se llevan algunos años sin celebrar y será el 7 de junio, si bien en esta ocasión tampoco habrá concurso, a pesar del prestigio que eso aporta a los que luego participan en la campaña.
"Dejamos de celebrarlo por la polémica que suscitaba entre los asociados, pero estamos pensando en recuperado para 2021, pero cambiando el sistema para que sea por votación popular de quienes los consumen", ha señalado Cristian Pérez.
