La Primera de Abono de la Feria Real de Algeciras 2012, una novillada con picadores dejó como premio una única oreja, la que cortó José Moje a su segundo, demostrando, ante la escasez de novilladas que lleva, que posee personalidad y ganas de ser torero, aprovechando eso sí el buen lote que le tocó. A sus acompañantes en el cartel la suerte no les acompañó.
José Monje
El jerezano José Monje cortó una oreja a su segundo, la única del festejo, a un buen novillo al que toreó con empaque y dejó buen sabor con la muleta. Breve con la izquierda, volvió a trazar derechazos en rondo que tuvieron eco en el tendido. Mató tras pinchazo y estocada.
Pudo cortar también apéndice en su primero, Solterón, por fallar con la espada. Corretón de salida y que no se cansó de dar vueltas al ruedo como si estuviese buscando novia. Novillo, noble, repetidor y obediente, le permitió a este Monje de Jerez torear por el pitón derecho, pero bajando algo por el izquierdo, dejando ver su línea clásica y sello personal en su segunda novillada. Remató con manoletina sin molinete, tras dos pinchazos y estocada, siempre con el aliento de sus paisanos.
Álvaro Sanlúcar
El segundo de la tarde fue para Álvaro Sanlúcar, serio por delante y con cuajo, siendo solvente con el capote. Lo mejor, un quite al delantal, aunque le faltó fuelle con la muleta. El novillo embestía con nobleza y humillaba.
Este sanluqueño dejó de entrever un buen concepto del toreo con entrega, valor y ganas. Buenos muletazos pero ante una res que se fue a la arena un par de veces por falta de fuerza durante la faena.
Vio como su segundo novillo fue devuelto precisamente por falta de fuerza y su relevo, que salió con seriedad, con tranco y que embestida con calidad, se partió el pitón izquierdo por la cepa por lo que tuvo que ser devuelto aunque en este caso se tardó más de un cuarto de hora en que volviera a los toriles. El numerito de los cabestros fue épico.
El segundo sobrero estuvo con firmeza pero no le sirvió y el chaval, aburrido, terminó con brevedad con el estoque, dejando buenos momentos con el capote y con el reconocimiento del público por su valor lúcido y pundonor.
Antonio Santana
En su primero, al malagueño le faltó algo de ambición para haber sacado más de lo poco bueno que tenía el novillo, pero siendo novillero hay que tener raza y buscar el triunfo como sea. El público también debe comprender que hubo ganas.
El segundo fue ya con un festejo cuesta abajo y que se convirtió en un aburrimiento. Aunque él quiso, el novillo que no embestía y el tedio se apoderó de la poca gente que quedaba en la grada. Acabó con él de un descabello.