Hubo que sufrir y de qué forma para eliminar al CD Mensajero. Puede que el Cádiz notase el cansancio del larguísimo viaje, pero lo cierto es que no se encontró a sí mismo casi en ningún momento del partido.
En la primera parte, apenas unos intentos de crear ocasiones entre Wilson Cuero y Lolo Plá se perdieron en un mar de juego aburrido y un sinfín de imprecisiones.
Sin peligro arriba durante muchos minutos, los amarillos volvían a evidenciar una preocupante fragilidad defensiva, paliada en gran parte por el poco poder atacante de los canarios. Porque tampoco andaban finos los locales, aunque estuvieron más cerca de marcar, sobre todo en un remate de Yeray que se estrelló en el larguero.
Los gaditanos respondieron a esta oportunidad con intentos de Álvaro, Plá y Mantecón, pero sin la puntería necesaria para abrir el marcador antes del descanso.
Poco a poco, los locales apretaban en busca de un 1-0 salvado por Pol y la poca eficacia de los arietes locales. Pese a ello, Salvi tuvo un par de ocasiones de las que no debe perdonar un grande.
A falta de quince minutos, Claudio Barragán decidió buscar un revulsivo arriba retirando del campo a Álvaro García para dar entrada a Hugo Rodríguez, autor del gol en la primera eliminatoria hace apenas una semana.
Pero los canarios ya llevaban muchos minutos siendo los dueños del partido la mayor parte del tiempo. Tanto es así que a falta de dos minutos marcaron, pero el colegiado decretó falta sin contar con su asistente, que nada había observado en el limpio remate tras un saque de falta.
Ya en el tiempo extra, Salva falló otra ocasión para marcar y condenó el partido a la prórroga, que iba a comenzar con la misma tónica de ocasiones para los locales.
Pero los grandes equipos al final no perdonan, aunque tengan que recurrir a goleadores poco habituales. Si en Granada marcó Josete, aquí lo hizo otro central, Servando, en el minuto 104.
De ahí al final, asedio local y dos corners en el último minuto para convertir la clasificación en un sufrimiento.