La ilusión de la afición cadista, que llenó hasta la bandera el estadio Ramón de Carranza hace una semana, era ver al equipo en Segunda División A hoy mismo. Pero el resultado de la ida (0-3) convierte en misión casi imposible esa posibilidad. No sólo por el resultado, sino porque los chavales del Real Madrid Castilla se vieron tan claramente superiores a los gaditanos que nadie piensa que darle la vuelta a este complicado marcador sea posible.
Y ahí precisamente radicará el mayor peligro amarillo en Valdebebas, ya que el resultado obliga a arriesgar, pero los futbolistas no tendrán tanta presión. Con muchísimo que ganar y nada que perder, si Jose González retira a sus hombres ese corsé táctico que atenaza el ataque se podrá ver al menos un partido abierto. No hay lugar a la especulación, hay que ganar y además por goleada, así que pensar más en no recibir goles que en marcarlos es algo que se sale de la lógica.
El equipo gaditano, con toda la plantilla convocada, viajó en tren a mediodía y quedó concentrado en un hotel de la capital para descansar y recibir las últimas consignas tácticas por parte el cuerpo técnico. Pese a la obligatoriedad de arriesgar, no parece que vaya a haber muchos cambios en el equipo. Juanjo podría jugar, pero en lugar de Akinsola y si jugaran los dos sería Cases el sacrificado. O sea, lo de siempre.
Hoy puede ser un gran día, aunque muy pocos apuesten por ello. Tanto es así que de la polémica inicial por las pocas entradas que el Real Madrid iba a enviar a Cádiz se ha pasado a suspender algún autobús de aficionados, que han preferido guardar sus ahorros para el siguiente desplazamiento. Hay que recordar que si el Cádiz confirma en Madrid su previsible eliminación tendría todavía otra oportunidad de subir a Segunda División A al haber sido campeón del Grupo IV al final de la liga regular. Dos eliminatorias debería superar el cuadro cadista en este caso y, por tanto, realizar un viaje obligado y otro segundo posible si se supera el primer cruce.